GIUSEPPE PICCIONI (Ascoli Piceno, 1953)

Director de Cine

 

Entrevista de María Rosa Vicente Olivas y Oscar Lapeña Marchena

 

Giuseppe Piccioni y Oscar Lapeña

Director de cine y licenciado en Sociología por la Universidad de Urbino. Su debut en la dirección de largometrajes tiene lugar en 1987 con “Il Grande Blek”, con el que logra un Nastro d´Argento, galardón que concede todos los años el Sindicato Nacional de Periodistas Cinematrográficos de Italia; el film, además, fue presentado en la sección oficial del festival de Berlín. Su siguiente largometraje, “Chiedi la Luna” (1991) obtuvo a su vez la prestigiosa Grolla d´Oro a la mejor dirección, y participó en la Selección Oficial de la Mostra Cinematográfica de Venecia. A este prestigioso Festival Cinematográfico regresó dos años después, en 1993, con su tercera película “Condannato a Nozze”, una peculiar versión del clásico tema del doble. A ella le sigue “Cuori al Verde” (1996) y “Fuori Dal Mondo” (1998), tal vez el film más conocido en España de Giuseppe Piccioni por haber sido proyectado varias veces en televisión. Cuenta la historia de Caterina, una joven monja cercana a los votos perpetuos, que encuentra a un bebé en un parque; a partir de ese momento comienza a indagar en busca de la madre del pequeño al tiempo que va descubriendo que sus dudas son tan grandes como el mundo que se abre fuera de la vida religiosa. “Fuori Dal Mondo” obtuvo cinco premios David de Donatello, los correspondientes a las categorías de Mejor Película, Mejor Actriz (Margherita Buy), Mejor Guión, Mejor Montaje y Mejor Producción. Además obtuvo 4 Ciak de Oro y la candidatura a los premios Óscar. En el año 2001 Giuseppe Piccioni volvió a la Mostra de Venecia con “Luce Dei Miei Occhi”, logrando la Colpa Volpi para los dos actores protagonistas, Sandra Ceccarelli y Luigi Lo Cascio. “Luce Dei Miei Occhi” narra la historia de María, propietaria de una tienda de congelados y con una hija adolescente y de Antonio, conductor de coches de alquiler y apasionado de los relatos de ciencia ficción. Posteriormente realizó los documentales “Sandra. Ritratto Confidenziale” (2002), y “Margherita. Ritratto Confidenziale” (2003). Su siguiente largometraje fue “La Vita Che Vorrei” (2004), una historia en donde el cine y la vida real se mezclan y que participó en los Festivales de San Francisco, Moscú y Berlín y que logró cinco nominaciones a los Premios David de Donatello, entre ellos a la Mejor Actriz Protagonista, de nuevo Sandra Ceccarelli. Tras casi cinco años alejado de la realización, Giuseppe Piccioni acaba de estrenar en febrero de 2009 su octavo largometraje como director, “Giulia Non Esce la Sera”, en donde se entrecruzan las vidas de Guido (Valerio Mastandrea), un escritor a la espera del veredicto de un certamen literario, y de Giulia (Valeria Golino), la monitora de natación de una piscina. 
Por otro lado, desde el año 2005, Giuseppe Piccioni es uno de los fundadores – junto a otros nombres del cine italiano como Daniele Luchetti, Domenico Procacci, Esmeralda Calabria, Ludovico Einaudi o Jasmine Trinca -, de la Librería del Cinema, situada en pleno corazón del Trastevere (Via Fienaroli nº 31), en donde junto a un completo catálogo de libros y de películas se realizan todo tipo de actividades culturales siempre relacionadas con el mundo del cine.

- ¿Cuándo comienza tu relación con el cine?

La verdad es que no fui uno de esos cinéfilos que empiezan a amar el cine desde pequeño; no fui un apasionado o un fanático del cine. Cuando dejé mi ciudad, Ascoli Piceno, no lo hice para dedicarme al cine, sino que lo hice por una mujer; siguiéndola, me marché a Roma.

- ¿Y en Roma contactas con el cine?

Cuando llegué, con veinte años, Roma estaba llena de cine clubs que empecé poco a poco a frecuentar; en ellos vi ciclos de Music Hall, de Noir, de Bergman; y también de François Truffaut, que es tal vez mi director más querido, pero también a Roberto Rossellini, en especial su Viaggio en Italia.

- ¿Y recuerdas algún film en especial, alguno que te empujara hacia el mundo del cine?

No, creo que no hay una película que me marcara de un modo definitivo.  Recuerdo, eso sí, ver siendo un niño ciclos de cine en Televisión, de cuando el cine era algo lejano y no sabía hablar; recuerdo a Mamoullian y a Murnau, y también a Pietro Germi, Antonio Pietrangelli o Federico Fellini. Y de adolescente el film que más recuerdo es El Graduado.

- ¿Es por lo tanto en Roma en donde te vas formando primero como espectador y luego como hombre de cine?

Mis estudios en Sociología me permitieron ir dando clases para poder vivir, al mismo tiempo que comenzaba a rodar cortos en super 8. Con 27 años ingresé en una escuela de cine aquí en Roma, que entonces dirigía el presidente de la Gaumont Italia, Enzo Rossellini, el hijo de Roberto Rossellini. Allí estudie tres años y justo al acabar rodé “Il Grande Blek”; era una historia ambientada en Ascoli Piceno, una historia de jóvenes de provincias entre los años sesenta y setenta. Un relato de jóvenes que van descubriendo el mundo y, en cierto modo, un intento de cerrar una etapa.

- ¿Cómo es tu proceso de creación de una película?

Una película nace de una idea, de una idea que hay que ir madurando y hay que ir escribiendo; hasta ahora siempre he hecho películas basadas en ideas mías, salvo en “Chiedi La Luna”. Esa primera idea hay que escribirla una y otra vez, en solitario o ayudado por otros. El trabajo de escribir no acaba nunca, porque cuando entras en contacto con los actores y empiezan los ensayos y hay que realizar nuevos cambios. Durante los meses de preparación de la película me gusta crear una relación especial con los actores. En el fondo creo que dirigir es la capacidad de llegar al final de la película sin haber realizado un excesivo número de cambios.

- ¿Cómo es tu relación con los actores, piensas en ellos a la hora de hacer la película?

No, no pienso en actores concretos a la hora de escribir esa idea y luego desarrollar el guión. Pero luego, cuando llega su turno trabajo mucho con ellos, esa labor ayuda mucho a la realización de la película.

- En muchas de tus películas está presente el tema de la dualidad; en “Condannato a Nozze” resulta evidente; pero también aparece en “Fuori Dal Mondo”, con la vida religiosa y la vida del exterior o en “La Vita Che Vorrei”, en donde los personajes se mueven entre la vida y el cine.

Esta dualidad no es consciente, tampoco lo es la presencia del doble. Si es cierto que los personajes funcionan como espejos; suele haber un momento en que acaban encontrándose en una tierra de nadie donde comienzan a hacerse preguntas. En “Luce Dei Miei Occhi” hay escenas rodadas a través de los cristales del coche, de ventanas de bares o de la tienda de congelados donde ella trabaja. Esas vitrinas funcionan como un filtro en la relación con los otros. En esta película los personajes están, de algún modo, fuera del mundo. Ni ellos ni los protagonistas de otras de mis películas sufren males extremos, ni son héroes, pero no viven plenamente la vida. En “Chiedi la Lula” los personajes son amargos, se preguntan por qué no pueden vivir un tipo de vida en lugar de vivirla. Algo parecido pasa en “Fuori Dal Mondo”: lo que podría ser una familia estándar no lo es, la esposa, el marido, el niño, cada uno pertenece a un mundo diferente. De hecho, en “La Vita Che Vorrei” los personajes han de recurrir a la ficción para expresar realmente sus sentimientos, mientras que en la vida real callan y son incapaces de comunicarse.

- En una de estas películas, en “Luce Dei Miei Occhi”, aun estando rodada en Roma la ciudad parece totalmente distinta a la ciudad que estamos acostumbrados a ver en el cine.

Quería mostrar una ciudad distinta, fría, lejana, casi una ciudad del norte; por eso los colores, las escenas rodadas a través de los cristales y la tienda de congelados. En mi última película, “Giulia Non Esce la Sera” hay una piscina que cumple el mismo papel. Las vitrinas son un modo de ver el mundo.

- El cine italiano que en estos últimos años más éxito está teniendo lejos de sus fronteras, y dejando al margen “Il Divo” y “Gomorra”, es la comedia romántica alejada de cualquier contacto con la realidad italiana. ¿Crees que tus películas tienen contacto con esa realidad?

No me gustan los films de tesis que hablan de un modo directo de la realidad, aunque si me gustó mucho “Los lunes al sol”; creo que si, que mis películas hablan del mundo, aunque no de un modo didascálico, pero sí que hacen constante referencia a una cultura, a una realidad que nos rodea. Se puede contar el mundo de muchos modos sin necesidad de tomar partido de una manera directa y radical.

- Si tuvieras ahora tras ocho largometrajes a tus espaldas, que dar un giro radical a tu carrera, ¿qué dirección seguirías?

Cada nueva película te hace ser más maduro, supongo que me gustaría hacer una pelicula de género, tal vez un film de terror o un western, pero no el sentido más cerrado del término; sino algo que aun manteniendo las reglas del género me permitiera aportar algo nuevo. Tampoco me importaría rodar una película en España.

- ¿Como ves, ahora mismo, las relaciones del cine con la televisión?

Ahora mismo la televisión es la cosa más horrenda que hay.  Pero no siempre ha sido así, la televisión ha tenido calidad, ha ofrecido trabajos muy interesantes, pero ahora la televisión sólo está preocupada en agradar constantemente. Aquí en Italia, los derechos de una película como “Il Divo” aún no los ha comprado ninguna televisión porque puede no agradar a algunos.

- ¿No harías ningún trabajo para televisión?

A pesar de todo, si me gustaría hacer algo utilizando el lenguaje televisivo, pero para hacer algo diverso, particular, no para repetir los mismos episodios de policías y hospitales.

- Estamos hablando a menos de una semana del estreno, y a 48 horas de la anteprima de “Giulia Non Esce la Sera”, tu última película, ¿qué se te pasa ahora por la cabeza?

Ante un estreno siempre se piensa que hay cosas que se podrían mejorar, pero ahora estoy contento con esta última película, con el trabajo realizado. Hay que tener siempre un gran respeto por el espectador que decide darte parte de su dinero y de su tiempo. A veces echo de menos ese respeto hacia el espectador que tenía, me acuerdo bien, la televisión de mi infancia, que trataba al espectador siempre como si fuera un adulto, fuera cual fuera su nivel cultural.

- El próximo viernes se estrena “Giulia Non Esce la Sera”, que ha cambiado su título casi al final de realizarla; su título original iba a ser “Il Premio”. ¿Sería una película diferente si hubiera mantenido el título original?

Sí. Si la película hubiera conservado el título de “Il Premio” sería un film diferente; porque “Il Premio” funciona como una gran metáfora, mientras que “Giulia Non Esce la Sera” es más concreto, quizás más elegante y que hace crecer la curiosidad del espectador, ya que le plantea de principio al espectador la idea de que hay un mundo que no conocemos, las razones de por qué Giulia no puede salir por las noches. Pero el film ha nacido y ha crecido siendo “Il Premio”.

- Después del estreno en Roma vas a ir a presentar la película por varias ciudades italianas, ¿qué harás después?

Entre una película y otra me gusta alejarme del mundo del cine, en cierto modo lo evito, necesito hacer otras cosas.

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ISSN 1988-8848