El Sirviente.The Servant (J. Losey, 1963)

Lcdo. Andrés Cobo de Guzmán Medina
Historiador del Cine
Paris

 

Resumen. Basada en una novela de Robin Maugham, The Servant se sumerge en el complejo mundo de las relaciones humanas. En particular, esta película de Joseph Losey se dedica a profundizar en las relaciones de dependencia que surgen entre un acomodado joven inglés y su mayordomo, de extracción social más humilde. La ambigüedad de los sentimientos que se van originando entre ambos hacen que la novia del joven vaya quedando de forma progresiva desplazada por el modus operandi del invasivo y manipulador sirviente. La dependencia genera una serie de situaciones y conflictos que van a ir degradando cada vez más la relación.
Palabras clave. El sirviente, Joseph Losey, Robin Maugham, relaciones de dependencia, triángulos afectivos.

Abstract. Based on the novel by Robin Maugham and directed by Joseph Losey, The Servant goes deep in the tangled world of human relationships. In particular, the movie explores in detail the increasing relationship of subjection which steady tie a wealthy young man to his buttler of modest birth. The ambiguous feelings growing among both men, put little by little the young bride of the house master out of the modus operandi imposed by the intrusive and manipulator servant. The addictive relationship provoques a serie of situations which undermine progressively this love triangle.
Keywords. The Servant, Joseph Losey, Robin Maugham, subjection, love triangle.

 

 

La dependencia genera miedo. Si yo dependo de usted emocional, psicológica o espiritualmente, seré su esclavo y, por lo tanto, le temeré. No es una opinión, sino un hecho. (Krishnamurti)

Las relaciones humanas son complejas. El cine de todos los tiempos nos ha reflejado esta realidad. La película “The servent” constituye un referente, un juego magistral de miradas, en el que podemos llegar a comprender la esencia misma de la condición humana. Los estudios en relación a esta obra versan en particular sobre el tema de la lucha de clases y del análisis de la compleja relación entre los personajes. Han habido lecturas que desde una óptica marxista vieron la película como una muestra de que la toma del poder es sólo una cuestión de voluntad, ya que los "oprimidos" tienen el poder real en situaciones análogas. Una postura no menos interesante veía en El sirviente una parábola de cómo los asalariados se envilecen al tomar la posición de sus amos, o sea, que en esta toma de poder se revela, mejor que nada, el triunfo de las clases poderosas, ya que con sus lujos y su poder seductor corrompen y enceguecen al recién llegado.
Podemos preguntarnos, ante esta ya clásica realización del director estadounidense, cuáles son las razones biológicas, neuronales o psicológicas que conducen a un personaje maduro, instruido y de buena posición social, a perder el control, a entrar en conflicto consigo mismo, dentro de ese fenómeno que denominamos como enamoramiento o atracción hacia otra persona.
Este “amor” ¿se construye, es puramente una reacción hormonal con fines puramente reproductivos?, ¿somos realmente libres en nuestra elección de la persona que pensamos amar o que anhelamos, o estamos quizás predeterminados por una serie de esquemas psicológicos y neuronales preestablecidos?
Basado en la novela de Robin Maugham, segundo Vizconde de Hartfield (1916 - 1981), novelista y dramaturgo inglés. Su director Joseph Losey, procedía de una importante familia, estudió en un principio medicina para posteriormente abandonar dicha carrera y estudiar la de letras. Su inclinación artística comienza durante la década de los 30 frecuentando la Graduate School of Art and Sciencies, desarrollando numerosas actividades, tanto en el campo periodístico y radiofónico como en el teatral. En este último medio alcanza mucho prestigio, siendo el responsable de algunos espectáculos colaborando con Bertold Brecht (exponente del teatro del absurdo) y trasladándose a Rusia para estudiar técnicas teatrales. A finales de los años 30 comienza a tener sus primeros contactos con el cine, realizando algunos trabajos para la administración estadounidense y largometrajes de carácter educativo. En 1948 Losey dirige su primer largometraje "The boy with the green hair" (El muchacho de los cabellos verdes) para la RKO. En 1952 como muchos de sus coetáneos es víctima de la política del senador Joseph McCarthy al ser acusado de mantener actividades antiamericanas. Emigra a Inglaterra, donde tras trabajar con varios pseudónimos, entre ellos el de Joseph Walton, Victor Hanbury o Andrea Forzano, decide instalarse definitivamente y proseguir su labor cinematográfica. Empieza a obtener reconocimiento crítico a partir de su exitosa colaboración con el dramaturgo Harold Pinter (reciente Premio Nobel) en tres películas: su obra maestra El sirviente (1963); Accidente (1967); y El mensajero (1970), película que obtiene la Palma de Oro en Cannes.
The Servent es una de las más bellas películas del cine británico, y una de las más misteriosas de los años 60. Un joven y atractivo aristócrata, Tony se instala en una casa de un lujoso barrio londinense del siglo XVIII y contrata a Hugo Barret como mayordomo. Barret se confirma desde el principio como un mayordomo modelo, servicial, trabajador, discreto, inteligente, con buen sentido del humor. Tony está encantado con él. Solamente a Susan, su novia, le molesta el papel demasiado importante que el criado va adquiriendo en la vida de su prometido y constata en él un cierto aire manipulador y malsano así como un peligro para su relación.

Dime por favor dónde estás,
en qué rincón no puedo verte…
Dime por favor cuál es la noche
en que no vendrás para velar mis sueños…
Que no puedo vivir porque te extraño
y no puedo morir porque te quiero.
José Luis Borges

Cuando se ve por primera vez esta magistral película de Losey lo que más puede llamar la atención es el estado de pérdida de control en el que entra Tony ante la manipulación de su mayordomo. Sería interesante conocer cuáles son los motivos que conducen a éste joven aristócrata inglés a depender del embaucador de su sirviente hasta el punto de perder su propia dignidad y de llegar a entrar en un proceso de autodestrucción.

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Tony experimenta un sentimiento de dolor ante el abandono de su mayordomo y su relación con su prometida va a pasar a un segundo plano.
Según el doctor Stéphanie Hahusseau, un esquema sería un sentimiento doloroso que se repite a lo largo de nuestra vida y que vienen provocadas por experiencias vividas en el pasado. El esquema es una manera de ver el mundo, que se forja a menudo a lo largo de la infancia y que nos permite adaptarnos a nuestro entorno. Es pues una manera de darnos seguridad y de autoprotegernos. En la edad adulta un esquema rígido se convierte en una inadaptación fruto de una serie de carencias o sentimientos que no hemos sabido superar adecuadamente.

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Así en “El Sirviente” la relación de Tony con su prometida se enmarcaría en una relación burguesa, en la que los dos individuos pertenecerían a la misma clase social acomodada, que siguen una serie de pautas convencionales en las que el objetivo final sería el establecer “un nido de amor” que superarían las fases que los especialistas califican como de pura atracción sexual y la de una atracción por una persona del sexo opuesto cuyo objetivo final es el de la procreación, siguiendo una serie de pautas genéticas preestablecidas. En cambio en la película podemos ver la relación ambigua que se establece entre Tony y Barret en la que ellos parecen entrar en relación entre sí, a través de la supuesta hermana y real amante del mayordomo. En la aparente relación sexual que se establece entre estos tres personajes, aparece una atracción muy particular entre Tony y Barret, relación que parece obsesionar en particular al joven aristócrata.
A pesar de la aparente relación heterosexual Tony parece encontrar más puntos en común con su mayordomo, recordemos el gusto por la decoración del sirviente y su sentido del humor que choca en numerosas ocasiones con el parecer de la joven prometida quien ve al criado como una persona peligrosa y un competidor en su relación amorosa y de pareja.
Incluso observamos al final de la película como los dos personajes se van pareciendo cada vez más, en una especie de delirante estado de complacencia y decadencia en la que se dejan arrastrar los dos personajes, que llegan finalmente a humillar a la novia del protagonista.
Esta atracción entre los personajes estaría fundada en un estado de bienestar que se produce gracias a la presencia del otro. Recordemos una vez más la escena de desamparo en la que se encuentran los personajes en la taberna, tras la brutal separación y en la que por primera vez se cruzan las miradas tras los efectos del alcohol. Es el conjunto de estímulos sensoriales: el olor, ciertos alimentos, palabras, canciones, sonrisas que refuerzan el sentimiento afectivo en presencia del que nos proporciona dicho estímulo, en origen de los progenitores y más tarde de la persona amada.
Podríamos afirmar que Tony se siente atraído por un estímulo de atracción más sensorial hacia su mayordomo que le seca los pies tras un día de lluvia, le hace la comida, o le ayuda a decorar la casa, mientras que Barret se sentiría atraído por un sentimiento de protección más femenino, más material. Recordemos la diferencia de clases y estatus entre los dos personajes.

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La belleza, la apariencia física, las expresiones, las bromas, la conversación e incluso los olores son mensajes de compatibilidad y del deseo de formar pareja con otra persona.
Las feromonas, sustancias químicas segregadas con el fin de provocar un comportamiento de atracción sexual determinado en otro individuo de la misma especie,  funcionan tras esta fachada de atracción física, que colaborarían pues en la atracción irresistible hacia el otro, estimulando directamente el cerebro lo que explicaría ciertos casos de atracción aparentemente irracionales o de personas aparentemente incompatibles.
Sin lugar a dudas, el arte de la conversación de Barret, su buen gusto, su sentido del humor y su servicialidad original hacia su amo juegan en este opaco proceso de seducción y dependencia que provoca en Tony.
El flechazo existe y el cerebro desencadena una serie de modificaciones neuronales que determinarán nuestro comportamiento posterior y que forma lo que denominamos como amor. Así vemos como la dependencia entre los personajes se produce de forma progresiva, en particular en lo que concierne a Tony que en un primer momento es completamente manipulado por el calculador y menos ingenuo Barret que lo conquistará con sus encantos. En una primera etapa Tony verá la vida en color de rosa hasta el punto de ignorar a su prometida cuando mantiene una primera relación con la amante de Barret. Pero la verdadera relación de dependencia aparecerá tras el escándalo, tras descubrirse el engaño de los sirvientes. Tony los echa de casa y éste sucumbe en la desesperación. Al final será capaz de renunciar a todo, a su posición, a su reputación, a su prometida y aceptará la perversidad de Barret ya que no puede vivir sin él, dado el estado de dependencia que siente por el sirviente.
Diversas zonas del cerebro están así afectadas bajo los efectos del enamoramiento, se pasa del entusiasmo al peor estado de ánimo, la concentración, la memoria, la percepción y el comportamiento se ven modificados. (Escena en la que Barret echa de la casa a los participantes en la fiesta a la que asiste su prometida). Tony padece un comportamiento obsesivo desarrollado en la euforia.
Al igual que en la relación paterno-filial, la relación amorosa se basa en la oxitocina, hormona que une a dos personas y que es liberada no solamente a la sangre, si no también a diversas zonas del cerebro y que actúa sobre las emociones y el comportamiento  activando este amor romántico que podría compararse con el amor paterno-filial.
Esta idea de que éstos dos tipos de amor sean semejantes puede chocar, pero si se analiza bien veremos muchas similitudes, en particular en lo relativo a la modificación del comportamiento humano, como sería el caso de la focalización sobre una persona determinada que está siempre presente en nuestro pensamiento y de toda una gama de actitudes cuya finalidad es la de llamar la atención de la otra persona. Así, asistimos al mismo ritual de la caricia, el beso, de dar de comer y de la presencia de un lenguaje infantilizado. Es cierto que la película que analizamos está inserta en un cierto pudor británico de los años 60, aunque percibimos esta especie de maternización que Barret ejerce hacia su señor y de un cierto infantilismo o estado de “niño perdido” de Tony con respecto al sirviente.

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Cuando este estado se prolonga será la causa de un sentimiento de malestar, causando incluso una serie de enfermedades. Por otra parte el coito conlleva una liberación importante de oxitocina en el cerebro y es la causa de la sensación de felicidad ante la presencia de la otra persona. Apreciamos como el proceso de dependencia que observamos en la película se podría explicar por una banal cuestión hormonal y un proceso químico complejo, en el que intervendrían también las endorfinas y la domamina, que conduciría a nuestro personaje a perder el control de sí mismo y a sentirse cada vez más dependiente de la persona que le haría sentir esta especie de drogadicción.
Pero podemos preguntarnos si el amor es una necesidad como el hecho de comer o de beber. Estaríamos ante una necesidad creada por una serie de mecanismos de recompensa que el cerebro establece por medio del placer. Las “drogas” permiten estimular directamente los circuitos de recompensa y procuran esta sensación de placer que se busca renovar intensamente haciendo actuar estos dos neurotransmisores.
Podemos afirmar, que en esta obra de Losey, nos percatamos, y más en particular en la parte central de la trama, de este ambiente malsano casi de “drogadicción” y degeneración en la que entran los personajes.
Ciertos síntomas del enamoramiento recuerdan al efecto de la cocaína o de las anfetaminas, se pierde el apetito, se es hiperactivo, se pierden las ganas de dormir, o se siente una especie de éxtasis. Estamos dopados por la dopaína y sentimos una sensación de comernos el mundo.
El alto nivel de dopaína y una bajada de los niveles de serotonina explicarían pues la obsesión que produce la persona amada en la persona enamorada. Pudiendo crear una dependencia similar a la de las drogas. Produciéndose un sentimiento de abstinencia similar al de los drogodependientes si la relación se interrumpe antes de llegar a la estabilización de la producción de estas hormonas que en general se logra transcurrido un cierto tiempo.
De esta manera, en la relación entre Tony y Barret podríamos establecer dos grandes etapas:
La primera fase en la que los personajes y en particular Tony no puede vivir sin la presencia de su mayordomo. Creándole su ausencia un verdadero síndrome de abstinencia y un estado depresivo. El caso parece grave en un principio ya que se trata de una ruptura brutal, casi unilateral en la que parece no existir la posibilidad de renovar dicho estimulo.
En segundo lugar se produce la estimulación máxima de dopaína, en la película lo podemos situar en el momento de la relación triangular Tony–Barret–Amante y desplazamiento progresivo de su prometida que será acompañado del síndrome de abstinencia tras la ruptura de los personajes. En el caso de una relación recíproca la fase de amor se estabilizaría y se transformaría en una relación estable. Sin embargo la película acabará en el reencuentro tras la ruptura y los personajes están inmersos aún en una fase de descontrol en la que apreciamos desorden y desconcierto. 
La película representa, pues, un viaje tortuoso, donde las relaciones de un joven acomodado acostumbrado a la dolce vita, y de su mayordomo son analizadas con profundidad y que nos conducen a un final caótico y dramático: las relaciones entre los dos hombres se degradan, se transforman, se invierten. Poco a poco el mayordomo se vuelve indispensable y gradualmente es el frágil aristócrata quien va a depender y a someterse a él. Muestra pues el aspecto más perverso de las relaciones humanas y los laberintos amorosos.
La película The Servent conserva toda su actualidad hoy, quizás tras la aparente evolución de la lucha de clases, Barret podría estar encarnado por un profesional liberal, que podría encontrar a Tony en cualquier bar alternativo de la ciudad o conocerlo a través de su bakalera página de internet.

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De orígenes más modestos, se sentirá atraído en principio por la ascensión social que representaría para él Tony, le atraería hasta manipularlo y arrastrarlo hacia su propia y más real profunda mediocridad, creando en Tony un sentimiento de descontrol y dependencia provocado seguramente por un esquema psicológico predeterminado. Barret, por su parte, actuaría fríamente, sin escrúpulos y con un evidente cinismo.
En conclusión Losey nos muestra a través de sus personajes, el complejo funcionamiento del cerebro humano y de la denominada hoy como inteligencia emocional donde se debatiría el cerebro cognitivo, o la razón, con el cerebro primitivo, o la pasión. Este cortocircuito emocional es al que asistimos en el caso de Tony que le impide controlar su pensamiento y actuar en función de sus intereses a largo plazo. Observamos cómo el protagonista se encuentra “desenchufado” de la realidad, lo cual le conducirá al abismo más absoluto, que podemos intuir al final de la película; como si se tratara de un guiño del realizador que nos emplaza años más tarde, por qué no al siglo XXI, dado el prematuro contexto de los años 60 en el Reino Unido, con el fin de observar la evolución de los personajes en una maravillosa bola de cristal.

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http://www.brightlightsfilm.com : fotografías

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ISSN 1988-8848