SANSÓN Y DALILA
PEDAGOGÍA DA LA BIBLIA TRAS
LA II GUERRA MUNDIAL, SEGÚN CECIL B. DE MILLE

Sansón y Dalila
Teaching the Bible after the Second World War,
according to Cecil B. DeMille

Lcdo. Javier Carbajo Elena
Historiador
Universidad de Granada

Recibido el 29 de Octubre de 2020
Aceptado el 3 de Diciembre de 2020

Resumen. El presente artículo hace referencia a Sansón y Dalila, largometraje dirigido por Cecil B. DeMille en 1949. Está basado en el pasaje bíblico del Libro de los Jueces. La película tiene, además de un enorme valor cinematográfico, un gran contenido pedagógico. La manera con la que el autor americano expone todo lo anterior, tiene varias influencias: una primera de carácter vital y experiencial, otra su propia reflexión intelectual.
Palabras clave. Religión, Cultura de masas, Pedagogía, Cine bíblico, Hollywood.

Abstract. The paper analyses Samson and Delilah, a feature film directed by Cecil B. DeMille in 1949. The plot is based on a Bible verse from the Book of Judges. The film has, in addition to an enormous cinematographic value, great educational content. How the American director exposes and sets up the narrative expresses not only a vital and experiential nature but also his own intellectual reasoning.
Keywords. Religion, Mass Culture, Pedagogy, Biblical Cinema, Hollywood.

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El autor Cecil B. DeMille nació en Ashfield, Massachusetts, y falleció en enero de 1959. Se trata de uno de los mayores representantes de la época dorada del cine americano, que debutó con El mestizo (1914) y proyectó en sus obras diversos elementos de su circunstancia vital de carácter tanto experiencial como ideológico. Lo primero viene dado por que Cecil B. DeMille se crio en una familia muy religiosa, su padre había sido predicador, y creció en un ambiente dominado por la religión. En cuanto al segundo elemento, es fundamental en la obra del director norteamericano la idea de que el mundo necesitaba la religión, sobre todo después de las experiencias totalitarias. En torno a 1920 era uno de los directores más populares del planeta. Cecil B. DeMille no sólo dirigía los mayores éxitos del estudio, sino que supervisaba todas las demás películas producidas por la Paramount. Explotó básicamente todos los géneros durante la era del cine mudo: melodramas, películas de aventuras, westerns, etc. Hacia 1925 era sin duda un director muy popular y una figura en la Paramount. Los largometrajes bíblicos se convirtieron en la gran especialidad del director. Los aspectos técnicos introducidos fueron cuantiosos. Su cine conectaba con todo tipo de público y en cualquier lugar. Sus películas se convirtieron en éxitos colosales.

Durante su intensa vida, dirigió una gran cantidad de películas en las que, como he indicado, desarrolló toda su experiencia vital e ideológica. Destacan al respecto La marca de fuego (1915), Los diez Mandamientos (1923), Rey de reyes (1927), Los inconquistables (1947) o El mayor espectáculo del mundo (1952). Y por supuesto Sansón y Dalila (1949), la que me ocupa en este artículo.

Se trata de un largometraje construido sobre el pasaje bíblico del Libro de los Jueces. Por lo tanto, el contexto es el del conflicto israelita y filisteo representado en el Antiguo Testamento. Es decir, que recoge el tiempo en el que los judíos habían abandonado su vida nómada y acaban de instalarse como semi-sedentarios. Los israelitas estaban enfrentados con los filisteos y eran dirigidos por gobernantes locales llamados Jueces, entre los cuales sobresalía Sansón por su fuerza y valor. Esto último estaba del todo probado después de dar sobrada muestra tras el embate de un león en el desierto del que el israelita se deshizo con sus propias manos.

Desobedeciendo la voluntad de sus padres, Sansón contrajo matrimonio con una filistea que acabará traicionando a nuestro protagonista. Tras este suceso, colérico asesinó a más de treinta filisteos y calcinó las cosechas de sus adversarios. Según el relato bíblico el joven desengañado se refugió en el desierto. Sin embargo, los israelitas, anticipándose a las reprimendas filisteas, lo capturaron para entregarlo y una vez más el héroe mostró su fuerza desmedida liberándose de los que lo oprimían. Tras este acontecimiento nuestro personaje volvería a enamorarse de otra filistea, Dalila. No obstante, los filisteos ya habían urdido un plan en el que a cambio de oro Dalila haría confesar a Sansón cual era la causa de su sobrenatural fuerza. Una vez lo supo, en la noche mientras él dormía le cortó el pelo. Acto seguido, despojado de su fuerza, fue apresado por los filisteos que torturándolo le arrancaron los ojos.

Como muestra del éxito de su captura, los filisteos realizaron en su templo una celebración, ofreciéndole a sus dioses la captura de Sansón. Sin embargo, había pasado largo tiempo y el cabello del israelita había vuelto a crecer y con él su desmedida fuerza con la que logró derribar las dos grandes columnas de carga que sostenían el edificio, acabando así con sus enemigos. En cambio, Cecil B. DeMille presentó en Sansón y Dalila un héroe, pero con un aspecto humano. Omitió las conductas negativas del protagonista, ofreciéndonos a un joven que era capaz de dar caza a un león con sus propias manos. De forma pedagógica y moralista, Sansón interpretado por Victor Mature, se mostraba como la perfección. No se comenta ningún agravio del superhombre, tal vez por este motivo no sea explícito cómo Sansón debía liberar a su pueblo contra la opresión filistea y el resultado sea un proceso que conducirá al personaje a hacerse extraño continuamente y a re-identificarse constantemente. Es decir, el personaje de Sansón desarrollaría críticamente la idea del pueblo de Israel, no de sí mismo. Creo que es pertinente reseñar que el director muestra a Sansón, Miriam, Saúl, como hijos de Dios, no como humanos.

En el Sansón de Cecil B. DeMille, Heady Lamarr interpreta el papel de Dalila, una mujer obsesionada, cuya vida cambia bruscamente cuando conoce al valiente joven. El director fue frecuentemente acusado de construir un mero apoyo a tramas literarias, sin embargo, el erotismo de la pantalla mostraba una provocación contra lo tradicional. Asimismo, el tratamiento de culpa de DeMille causó furor, con escenas originales para el público de los años cuarenta, como la destrucción por parte del protagonista del templo filisteo. Con ello hace una demostración de que es uno de los inventores de los milagros en el cine, cuando hacer milagros en el cine no era tan sencillo.


© Paramount Home Entertainment

La película denuncia no sólo una situación de opresión y sus implicaciones; sino sobre todo las repercusiones en la vida concreta de quienes lo soportaron. Y en este punto, 1949, es fundamental la caracterización pedagógica que hace del personaje principal. Se trata, comose ha avanzado, de una película bíblica, que quiere influir en la sociedad denunciando una situación determinada. No es ni mucho menos aislado en cuanto a su contenido, sino enmarcable perfectamente en unas coordenadas concretas atendiendo a dos vectores: el temático y el intencional. Lo primero, ha quedado previamente expuesto. Respecto a lo segundo una obra de estas características permite al autor realizar una profundización en su denuncia a los totalitarismos a través de recursos cinematográficos. Pero esto formó parte del director toda su vida. Empleando una narrativa tradicional supo edificar una historia para que fuera creciendo el interés hasta llegar al punto culminante. Del mismo modo, presentó de manera clara a los personajes. En esta película concretamente el planteamiento es perfecto, la situación de los protagonistas es un triángulo que se explica en los primeros minutos. Él, un príncipe de Israel. Ella, un personaje frívolo, ociosa pero astuta. Y, por último, el malvado combatiente filisteo. Con estos tres personajes la historia plantea la situación en muy poco tiempo (Propp 2006: 75-78). Algunos momentos están compuestos en acciones en paralelo, por ejemplo, los hombres hacen la guerra y cazan; las mujeres en cambio son ociosas y se aburren. Dalila concretamente es la más frívola, la más veleidosa, la más deshonesta, etc.

La puesta en escena de la película es bastante avanzada también para su tiempo. La forma de mirar, el punto de vista del director, la ubicación para crear una disposición donde sitúa la cámara. Es evidente que es poco frontal, tiene mucha influencia teatral y los planos son prácticamente fijos. Solamente hay alguna ligera y mínima panorámica. Sin embargo, hay mucho gusto en la composición del cuadro, valorando los segundos términos. En lo relativo al montaje, no nos intenta mostrar el mito, nos intenta convencer. Del mismo modo, acumula en cada escena planos con el mayor número de objetos, condicionándonos de esta forma como espectadores de la libertad de juicio. Sugiriéndonos como observadores lo bueno y lo malo. En este sentido, al mostrar todos sus recursos técnicos, puede resultar a veces artificial (Wanamaker 2009: 58).


© Paramount Home Entertainment

El director se convirtió en una leyenda de la industria en su propio tiempo, debutó en el cine con El mestizo, comenzando así la carrera de uno de los directores que mejor representan la época dorada del cine americano. Del mismo modo, con este western la industria cinematográfica inauguraba el que sería su centro neurálgico por excelencia: Hollywood, la mayor fábrica de mitos que ha conocido la Historia. Este contexto artístico le servirá de promoción. Pronto, el director presentó y dirigió para la radio una serie de adaptaciones de películas. También, intervenía ocasionalmente como actor, por ejemplo, en El crepúsculo de los dioses (1950), donde se interpretaba a sí mismo. DeMille, proveniente del mundo del análisis cinematográfico, redefiniría las intenciones del cine, aportando frescura y debate en la refundación sonora de la industria, implantando una nueva estética fastuosa. Partió del star system del Hollywood dorado y acabó siendo un pionero, siendo precursor de producciones cinematográficas de gran presupuesto y elaborados efectos especiales. Largometrajes épicos que forman parte de la cultura audiovisual del siglo XX (Beckford 1999: 103-119). Por ejemplo, Sansón y Dalila, en la que muestra todas las formas de vida y de flaqueza; el adulterio, la impunidad, la idolatría, la vanidad. A menudo, se recreaba en escenas de gran erotismo. Su atención por los detalles, incluso en las escenas de grandes entramados en interiores, tenían tanta fuerza como sus exteriores. Esos grandes decorados siempre estaban supeditados a la historia (Bernstein 2000: 16). Asimismo, elaboró un exhaustivo trabajo de reconstrucción ambiental, como se muestra en la película.


© www.filmaffinity.com

El largometraje está rodado en plano general y medio, la escasez de primeros planos obligó a Cecil B. DeMille a demandar mayor compromiso de sus actores. En efecto, no se rodaron planos cortos que situaban el rostro en un primer plano, tan propio del cine actual, para expresar emociones. Destaca la excelente iluminación. Conseguía tener foco en primer término y el segundo término y además estuvo jugando con las sombras, con las atmósferas en la profundidad de campo. De forma brillante dio importancia a unas situaciones más que a otras interviniendo con mucho talento con la iluminación. Por ejemplo, en la escena de las tiendas del oasis de Zorek hay unos biombos o unas bandejas doradas, o pieles de animales en los que DeMille arriesgó muy inteligentemente con estos segundos términos. Es decir, en esos reflejos en los que hay unos primeros términos que son los actores y lo que ocurre en segundo término al otro lado de la puerta de la tienda.


© Paramount Home Entertainment

Atraído por la música de orquesta, contrató para la sobresaliente banda sonora a Victor Young. El film fue un gran éxito comercial cuando se estrenó en los Estados Unidos. Además, fue galardonado con dos Óscar; al mejor diseño de vestuario y al mejor diseño de producción. Sansón y Dalila es un melodrama bien contado, en aproximadamente dos horas muestra de manera pedagógica los resultados de buenas y malas acciones, y recuerda las secuelas de actuar de forma impulsiva.

 

 

Notas

BECKFORD J., “The mass media and new religious movements”, en WILSON B. y CRESSWELL J. (eds.), New Religious Movements, Routledge, Londres, 1999.

BERNSTEIN M., Controlling Hollywood: Censorship and Regulation in the Studio Era, Athlone Press, Londres, 2000.

BLANKE D., Cecil B. DeMille, Classical Hollywood, and Modern American Mass Culture 1910- 1960, Palgrave Macmillan, Londres, 2018.

DEMILLE C., Mis Diez Mandamientos, Ediciones JC, Madrid, 2005.

PROPP V., Morfología del cuento, Editorial Fundamentos, Madrid, 2006.

WANAMAKER M., Hollywood, 1940- 2008, Arcadia Publishing, San Francisco, 2009.

 

 

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ISSN 1988-8848