IRENE PAPAS
LAS MIL Y UNA VIDAS DE IRENE PAPAS:
UN RECORRIDO FILMOGRÁFICO

Irene Papas
The Thousand and One Lives of Irene Papas: A Filmographic Review

Lic. Alejandro García Valverde
Filólogo clásico
Baeza

Recibido el 7 de Marzo de 2017
Aceptado el 30 de Marzo de 2017

 

Resumen. El presente artículo pretende ser un homenaje a la actriz de nacionalidad griega Irene Papas, quien, traspasando los límites lingüísticos, culturales y geográficos de su país, trabajó incansablemente durante más de cincuenta años en los escenarios y en los platós del mundo entero. Recorriendo los títulos más importantes de su obra cinematográfica, que comienza en Grecia el año 1948 y finaliza en Portugal el 2003, descubriremos el carácter versátil y cosmopolita de esta gran artista.
Palabras clave. Cine, Irene Papas, Filmografía, Cosmopolitismo .

Abstract.This article is intended to be a tribute to the Greek actress Irene Papas, who, breaking down the linguistic, cultural and geographical barriers of her country, worked tirelessly over more than 50 years on sets and stages all over the world. Examining the most important films of her career that begins in Greece in 1948 and ends in Portugal in 2003, we will discover the versatile and cosmopolitan character of this great artist.
Keywords. Cinema, Irene Papas, Flmography, Cosmopolitism.


www.aienaristeyein.com

Irene Lelekou, la hija del profesor Stavros Lelekos, aquella muchacha alta de mirada altiva y melena oscura procedente de un pueblecito cercano a la antigua ciudad de Corinto (1), se había propuesto llegar a lo más alto en su carrera como actriz. Había simultaneado sus cursos de arte dramático en la Escuela del Teatro Nacional con actuaciones en los escenarios y en la radio. Lo mismo interpretaba un número ligero de revistas, bailando y cantando, que se ponía en la piel de las heroínas trágicas clásicas de Sófocles y Eurípides. Su versatilidad le permitía saltar de un registro a otro sin ningún problema, dando vida tanto a la cruel Medea como a la cómica Lisístrata (2).


Hamenoi Angeloi (Nikos Tsiforos, 1948), ©Victory.

La primera vez que se puso tras las cámaras, ya con el apellido de su marido Alkis Papas, fue en Ángeles perdidos, una cinta de cine negro filmado por Nikos Tsiforos en 1948 y en el que robó al resto de los actores cada uno de los planos en los que aparecía. En esta ocasión su papel era secundario e interpretaba a una ambiciosa jovencita que preludiaba sus intervenciones más memorables en el rol de mujer perversa: todavía se nos ponen los pelos de punta al recordarla como la terrible Hind de Mahoma, el mensajero de Dios (1976), o como la desalmada abuela de la cándida Eréndira (1983), aunque su mala más lograda será para siempre la Helena de Las troyanas (1971), la tragedia de Eurípides que Michael Cacoyannis rodó en nuestra Atienza, en Guadalajara.


La ciudad muerta (Frixos Iliades, 1951), ©Finos Film.

Dos años después, quiso el destino que la actriz griega Elli Lambetti no pudiese rodar La ciudad muerta, de Frixos Iliades, y que Irene, aún desconocida para el gran público, fuese propuesta a última hora para sustituirla en un papel dramático protagonista hecho a su medida. Gracias a su clamoroso éxito en Cannes el año 1951 el nombre de la Papas saltó al mercado internacional antes incluso que el de su arrolladora compatriota Melina Mercuri y así decidió dejar tierra y familia para abrirse camino en el cine italiano en la época de esplendor de Cinecittà. Ahí conoció bastante bien a Marlon Brando (3) y le ofrecieron pequeños papeles donde seguiría siendo la mala de la película, como en Le infideli, El hombre de El Cairo (una breve secuencia donde aparecía desnuda, en la bañera, frente a Paul Muni) y Odio, amor y castigo o en los peplums pseudohistóricos Teodora y Atila, hombre o demonio, rodadas todas ellas entre 1953 y 1954, en las que fue, respectivamente, la perversa hermana de Teodora (Gianna Maria Canale) y la oscura mujer de Atila (Anthony Quinn), enfrentada con Honoria (Sofia Loren).


Atila: hombre o demonio (Piero Francisci, 1954), ©Video Film Express.

Con un contrato de la Metro-Goldwyn-Mayer bajo el brazo la vimos encarnar a Yocasta Constantin, un papel pensado inicialmente para Grace Kelly (4), en La ley de la horca (1956), dando réplica a un maduro James Cagney en un western atípico que fusionaba los elementos propios del género con otros más acordes con las antiguas tragedias griegas.


Tribute to a Bad Man ( Robert Wise, 1956), ©Warner Home Video.

Además de ofrecer una correcta interpretación a la altura de la de las mayores estrellas de Hollywood, Irene nos demostró por primera vez que sabía cantar, pero no aguantó la tiranía de los estudios cinematográficos norteamericanos y, antes de que la encasillaran en los típicos papeles de mujer mediterránea, decidió retornar a su Grecia natal para volver a hacer papeles de lo más variados. Así, volvió a cantar con el Trío Bel Canto y a bailar el popular tema “Ipomoní” en una comedia ligera, Psit koritsia! (1959) y ese mismo año encarnó dos personajes históricos, el de dos famosas heroínas de la resistencia griega frente a la dominación otomana, Laskarina Bubulina (1771-1825) en Bubulina, de Kostas Andritsos, y Eufrosini Basilíu (1773-1801) en El lago de los suspiros, de Grigoris Grigoriu.

Por su parte, la productora norteamericana Columbia Pictures, que seguía a la caza de la actriz, le ofrece nuevamente un papel en la película Los cañones de Navarone (1961), rodada en la isla de Rodas, donde colaborará por segunda vez con quien será una de sus parejas cinematográficas habituales, el actor mexicano Anthony Quinn. El film se convertirá en el más taquillero del año, sin embargo, Irene no se deja deslumbrar por los oropeles del éxito y decide continuar su carrera en Grecia. De este modo realizará dos de sus películas más importantes en las que va a retomar los papeles trágicos de su época de formación teatral: será la Antígona (1961) de Yorgos Tsavelas, premiada en los Festivales de Tesalónica y Berlín, y la Electra (1962) de Michael Cacoyannis, con la que su carrera cinematográfica logra su consagración definitiva.

Portada de revista com Irene Papas y Cacoyannis en 1962 (http://62.103.28.111/neolaia/)
y en Cannes en 1962 (imgaram.com/greek movies).

Con Cacoyannis volverá a trabajar dos años después en su película más famosa, Zorba el griego, dando vida a la joven viuda deseada y odiada por todos los cretenses. El film obtendrá hasta siete nominaciones a los Oscar y se alzará entre los más taquilleros del año, siendo quizás la aparición cinematográfica más popular de la actriz, a pesar de que sus líneas en el guión se reduzcan a “¿Dónde está mi cabra?” y poco más.


Zorba, el griego (Michael Cacoyannis, 1964),© 20th Century Fox Home Entertainment.

A pesar de todo, Irene rechazará nuevamente las diferentes ofertas de los estudios de Hollywood para entregarse a otros proyectos europeos, como el thriller de intriga mafiosa A cada uno lo suyo,de Elio Petri, y el drama de época Roger la Honte,de Riccardo Freda, rodadas en 1966, o Zeugin aus der Hölle y Más allá de las montañas, filmadas al año siguiente en Yugoslavia y España, respectivamente, y que giraban en torno a los conflictos planteados por el nazismo en la Europa de la segunda guerra mundial. Como curiosidad podemos comentar que en la segunda película aparece como la fiel esposa de nuestro Fernando Rey hasta que llega la tentación encarnada en el algo más atractivo Maximilian Schell.

Los años que dura en Grecia la dictadura de los coroneles (1967-1974) Irene se exilia a su segunda patria, Italia, cargada de nuevos proyectos internacionales. Por un lado, Irene será la mejor de las Penélopes en La Odisea televisiva de Franco Rossi y por primera vez se desnudará ante las cámaras para el experimento apocalíptico Ecce homo de Bruno Alberto Gaburro. Por otro lado, Costa-Gavras le confía el papel de Helena, la viuda del médico y político pacifista Lambrakis en la película argelina Z, que se hará mundialmente famosa por la banda sonora del compositor griego Mikis Theodorakis. Y en 1969 volverá a aparecer como pareja de Anthony Quinn en Sueño de reyes y de Richard Burton en Ana de los mil días, encarnando en ésta el papel de la reina Catalina de Aragón. Es memorable también su presencia turbadora en el film de suspense Un lugar ideal para matar (1971), de Umberto Lenzi, en Angustia de silencio (1972), de Lucio Fulci y en Padre putativo (1974), de Alberto Lattuada, así como sus apariciones estelares en el film bélico La quinta ofensiva (1973), de Stipe Delic, y en la producción televisiva bíblica Moisés (1975), como Séfora, al lado de Burt Lancaster (5).


Ifigenia (Michael Cacoyannis, 1977), ©Columbia Pictures Home Video.

Tras sus colaboraciones con Souheil Ben Barka y Moustapha Akkad en la lorquiana Bodas de sangre y en Mahoma, el mensajero de Dios, respectivamente, la Papas vuelve a Grecia para interpretar, nuevamente a las órdenes de Michael Cacoyannis, el papel de la reina Clitemnestra en su tercera adaptación de las tragedias de Eurípides, Ifigenia (1977), con la que ambos consiguen acercarse por tercera vez a las puertas del Oscar y una ovación en su estreno en Cannes. A pesar del éxito de esta producción helénica, Irene seguirá haciendo cine preferentemente en Italia, destacando su papel secundario en Cristo se detuvo en Éboli (1978) a las órdenes de Francesco Rosi y sus intervenciones en El león del desierto (1981), Los clandestinos de Asís (1984), Dulce país (1986) o Crónica de una muerte anunciada (1987), en las que vuelve a rodar con Akkad, Ramati, Cacoyannis y Rosi, además de su espléndida interpretación en la Eréndira (1983) de Ruy Guerra, adaptación de la novela de Gabriel García Márquez.


Eréndira (Ruy Guerra, 1983), ©L.C.J. Editions & Productions.

Aunque el nombre de Irene Papas suele asociarse fundamentalmente a personajes temperamentales y trágicos, no debemos olvidar que ya desde sus primeros años había demostrado su gran vis cómica. En cine la encontramos como esposa del mujeriego Omar Sharif en la película coral Lazos de sangre (1979), de Terence Young, y como la siniestra mafiosa de la alocada Cuando llega la noche (1985), de John Landis. En Temporada alta (1987), por ejemplo, la veremos, escopeta en mano, montada en un burro y despotricando contra los turistas que invaden las islas griegas mientras entona un himno revolucionario (parodiándose a sí misma como una Bubulina algo trasnochada) y en Pano, kato ke playíos (1993), su última colaboración con Cacoyannis, dará vida a María, la histriónica y posesiva madre del joven protagonista.

Incluso su participación en La mandolina del capitán Corelli (2001) como Drosula, la madre de Mandris, tiene en ocasiones cierto aire cómico, a pesar del tono melodramático del film, aunque, en nuestra opinión, la palma se la lleva su aparición en la malísima bufonada italiana La asistenta social (1981), producida y protagonizada por su amigo Yorgo Voyagis, en la que se atreve a seducir a un obispo y a tocar al piano un tema rock vestida de monja.


La Biblia: Jacob (Peter Hall, 1994), ©Kinowelt Home Entertainment.

En sus últimos trabajos cinematográficos y televisivos Irene representará un icono para muchos cineastas, de forma que su presencia dignificará muchas de estas producciones. Así la vemos en Island (1989) de Paul Cox, por cuya interpretación recibió un merecido premio del Instituto de Cine Australiano, o en la serie Océano (1989) de Ruggero Deodato, inspirada en la novela de Vázquez-Figueroa. Con Jacob (1994), de Peter Hall, retornará a los papeles bíblicos, interpretando a Rebeca, la esposa del patriarca Issac, y en La Odisea (1997), de Andrei Konchalovsky, encarnará a Anticlea, la madre del rey de Ítaca. Su papel de vieja pagana en Yerma (1998), de Pilar Távora, es a nuestro juicio un buen ejemplo de la trascendencia que su imagen puede llegar a imprimir en cada fotograma.


Inquietud (Manoel de Oliveira, 1998), ©Atalanta Filmes.

Pero será el director de cine portugués Manoel de Oliveira el que le ofrecerá sus tres últimos mejores papeles, convirtiéndola en su particular musa helénica coincidiendo con el ocaso de sus respectivas carreras cinematográficas. En Party (1995), interpretando a una célebre actriz griega, recita versos de la Antígona y entona canciones populares de su país. En Inquietud (1998) es la misteriosa madre de un río, esencia de la cultura mediterránea, que recita la Teogonía de Hesíodo y habla siempre en griego moderno. Finalmente, en Una película hablada (2003), vuelve a dar vida a una famosa artista que habla en un griego asombrosamente universal y canta “Nerantzoula”, un tema que había hecho popular ella misma años atrás con arreglos de su gran amigo, el compositor griego Vangelis.

Muchos han resaltado su perfil helénico o su profunda voz mediterránea. Cariátide y musa para unos, embajadora del helenismo para otros, mujer profundamente griega, y, al mismo tiempo, cosmopolita y universal, como el dios marino Proteo, capaz de metamorfosearse rápidamente en cualquier cosa, Irene ha vivido y seguirá viviendo en nuestra memoria de mil maneras distintas, porque todas estas vidas le pertenecen.

 

Notas

(1) Se trata de Jiliomodi, una aldea cercana también al impresionante teatro de Epidauro, al nordeste del Peloponeso. Allí la pequeña Rinula (como llamaban cariñosamente a Irene) crecerá junto a sus hermanas en contacto con la naturaleza y con los cuentos ideados por su madre. Años más tarde la familia se trasladará a la capital, Atenas.

(2) Alumna de Dimitris Rondiris, recibe su formación en un momento en el que el modelo para todo actor era el estilo de la gran dama del teatro Katina Paxinú. Sin embargo, Irene se rebelará contra este canon dramático y buscará su propio camino, tratando de impregnar cada una de sus interpretaciones de un realismo que resulte creíble para el público.

(3) Según declaraciones de la propia actriz, hechas a la muerte del actor, ambos vivieron un intenso romance en 1953 mientras él rodaba en Italia su película Julio César. En aquel momento Irene y Alkis ya se había divorciado.

(4) El salto a los Estados Unidos lo hace animada por Elia Kazan y a punto estuvo de protagonizar La rosa tatuada (1955), haciendo de Serafina Delle Rose, un papel que Tennessee Williams había escrito pensando en Anna Magnani. Al final el dramaturgo consiguió imponer su elección de la actriz italiana y ésta obtuvo un Oscar por su interpretación.

(5) Como curiosidad, dentro de los proyectos en los que no intervino está Marco Antonio y Cleopatra (1972), de Charlton Heston, ya que fue sustituida a última hora por Hildegard Neil. Tampoco llegó a participar al lado de Anthony Quinn en El griego de oro (1978), dirigida por J. Lee Thompson, ni en la biografía de Maria Callas, un proyecto que ese mismo año pretendía filmar Franco Zeffirelli y que se pospuso, hasta Callas Forever (2002), con Fanny Ardant en el papel de la diva. Años más tarde también se pensó en la Papas para el papel de la anciana Maria Di Vita de Cinema Paradiso (1988), de Giuseppe Tornatore, sustituida por Pupella Maggio. Y, ya en la década de los años 90 Michael Cacoyannis llegó a escribir el guión de Zoe Porfirogéneta, la biografía de la emperatriz bizantina del s. XI, basada en una obra de Margarita Liberaki, que no llegó a rodarse por falta de presupuesto.

 

Bibliografía

KARAKASSIS P., Irene Papas, 38ª Edición del Festival Internacional de Cine de Tesalónica, 1997.
KOURELOU O., “A true Goddess: Irene Papas and the representation of Greekness”, en CHEUNG R. & FLEMING D. (Eds.), Cinemas, Identities and Beyond, Cambridge Scholars Publishing, Newcastle upon Tyne, 2009, 212-226.
ID, “Performing Tragic Roles on Screen: Irene Papas”, en ADAMOU C., Acting on Stage, Acting on Screen, Kastaniotis, Athens, 2009, 204-212.
MONLEÓN J., Homenaje a Irene Papas, Fundación Municipal de Cine – Ayuntamiento de Valencia, 1990.
VALVERDE A., “Irene Papas, el vínculo imprescindible entre Eurípides y Cacoyannis”, ΤοΟκταποδι1 (2004) http://www.geocities.ws/filellines/papas.html  [consultada: 07/01/2016].
VALVERDE A., “Irene Papas, arte y cosmopolitismo”, Film-Historia Online 21, 1 (2011) http://revistes.ub.edu/index.php/filmhistoria/article/view/13796/17116 [consultada: 07/01/2016].


VOLVER

ISSN 1988-8848