VIDA COTIDIANA EN EL CINE DE FICCIÓN:
ELCASO DEL EGIPTO FARAÓNICO

Daily life in fiction films: the case of Ancient Egypt

Lcda. María Bonilla San Teodoro
Historiadora
Granada

Recibido el 7 de Septiembre de 2015
Aceptado el 25 de Septiembre de 2015

Resumen. El cine es un escenario magnífico para transmitir una imagen del pasado desde las nuevas perspectivas que nos ofrece la historiografía actual, como es el caso del estudio de la vida cotidiana de las personas. En este trabajo hemos querido analizar la imagen que nos ha ofrecido el cine de ficción acerca de la vida cotidiana en el Egipto faraónico. Para ello hemos seleccionado un corpus fílmico que abarca un espectro cronológico de producción de cincuenta años, y analizado aspectos como vestuario, ambientación, rasgos físicos de los personajes y sobre todo las diferentes escenas que muestran la vida y costumbres de las personas corrientes, todo esto en relación con el momento histórico en que fueron producidas las películas. Hemos concluido entre otras cosas que en general no existe la intención desde el cine de mostrar la vida cotidiana de las personas y que el cine ambientado en época egipcia está íntimamente ligado a la figura del faraón, dando preeminencia a los grupos dominantes en la imagen que se elabora. Aun siendo pocas las imágenes generadas en cuanto a la vida cotidiana, siempre resultan muy interesantes y con este trabajo pretendemos poner nuestro grano de arena para estimular aquellos proyectos de cine histórico en los que se dé una buena ambientación histórica y se muestren personajes ficticios que puedan caracterizar los modos de vida de una época.
Palabras clave. Cine e historia, Vida cotidiana, Egipto faraónico, Imagen, Cine de animación, Cine bíblico

Abstract. Cinema is a great vehicle to convey an image of the past from new perspectives offered by recent historiography, as is the case of the study of everyday life of people. In this paper we aimed to analyze the images offered by fictional films about everyday life in Ancient Egypt. To this purpose, we have selected a corpus of movies produced within a period of almost fifty years. Different aspects such as costumes, settings, physical traits of the characters and all the different scenes showing the daily habits of ordinary people were analyzed in the historical context of movie production. In general, the films we the studied do not intend to show common people life. Prominence is given to the figure of the Pharaoh and to the dominant social groups. Nevertheless, here and there, some images transmit the feeling of popular culture. The present study intend to claim the importance of research projects aiming the discussion of movie settings able to characterize the lifestyle of an historical period.
Keywords. Historic Cinema, Everyday Life, Pharaonic Egypt, Image, Animation Cinema, Biblical Cinema.

 


Pintura mural de egipcio segando (www.amigosdelantiguoegipto.com.)


Imagen de egipcio segando. José, el Rey de los sueños (R. Ramírez, R. LaDuca, 2000).

La historia de la vida cotidiana es en la actualidad una de las corrientes historiográficas más florecientes. Según Luis Castells, uno de los máximos exponentes de esta corriente en nuestro país, “la historia de la vida cotidiana surge a causa del descontento por las insuficiencias de las explicaciones generales suministradas por la “gran” historia o historia estructural, incapaces de descender sobre las gentes concretas y sus experiencias” (Castells 2005: 43).

Para Inmaculada Arias (2009), la aparición de esta corriente no debe entenderse como un nuevo paradigma, sino más bien como un nuevo enfoque que pretende acercarse a algunos aspectos hasta ahora marginados por la historiografía. Así, la historia de la vida cotidiana se inserta dentro de las corrientes de la nueva historia social, más concretamente dentro de la historia socio-cultural. Recibe influencias de otras disciplinas tan variadas como la antropología, la psicología, la historia del arte o la crítica literaria del lenguaje. No presenta un cuerpo doctrinal único, y en cada país ha desarrollado sus propias particularidades. Por nombrar los casos más relevantes: en Francia se ha desarrollado dentro de la tercera generación de Annales (la Nouvelle Histoire), con exponentes como Duby, Certeau o Chartier; en Italia se ha relacionado con la microhistoria (Ginzburg, Levi); y en Alemania es quizás donde se puede hablar de una corriente consolidada con la Alltagsgeschichte (la historia de lo que sucede a diario).

Según Luis Castells “la historia de la vida cotidiana no se define por un objeto particular de atención sino por el cambio de perspectiva que introduce… el objeto básico que se propone investigar es la conducta diaria o habitual de las personas, estudiar el comportamiento cotidiano de los seres humanos y sus vivencias, bien de manera individual, bien colectivamente, indagar sobre aspectos que condicionan su discurrir a la vez que reflejan las redes sociales que se tejen. Con la historia de la vida cotidiana pretendemos preguntarnos por los sujetos concretos y enfatizar acerca de la dimensión humana de la historia” (Castells 2005: 45). Teniendo esto en cuenta, Inmaculada Arias (2009: 9-10) enfatiza: “aspectos tan ricos como los ámbitos de la vida cotidiana (familias, grupos domésticos, comunidades campesinas), las condiciones de vida (la casa, el urbanismo, el vestido, la alimentación), la sociabilidad (cofradías, asociaciones, la fiesta y el ocio), así como la cultura en un sentido muy amplio (alfabetización, lectura, enseñanza, etc.), tienen cabida en esta rica corriente historiográfica. Todo ello, poniendo un acento especial en el estudio de la gente corriente, tanto tiempo olvidada, aunque sin excluir de la atención del historiador a los grupos dominantes, únicos que habían merecido ser objeto de la historiografía tradicional”.

Por otro lado, debemos hacer algunas observaciones a tener en cuenta a la hora de enfrentarnos al estudio histórico de la vida cotidiana en Egipto. Sergio Donadoni nos da algunas pistas en su “Introducción” de “El hombre egipcio” (1991). En primer lugar, debemos tener en cuenta la profunda distancia que hay entre el hombre actual y el hombre del Egipto faraónico, que nos debe poner “en guardia” a la hora de acometer su estudio, y no caer en el error de pensar que nuestra mirada puede llegar a abarcar toda su inmensidad. Así lo dice Donadoni (1991: 13): “no es fácil remontar indemnes el fluir del tiempo hasta universos que bajo aspectos algunas veces familiares y sencillos esconden diferencias tan profundas que, de no tenerse en cuenta, falsificarían toda comprensión. Y es por eso esencial recordar, antes que nada, que entre el Egipto antiguo y nosotros ha habido una profunda fractura”. A esto se une el hecho de que el Egipto antiguo hasta ahora no presenta vínculos directos con nuestra sociedad occidental actual, como sí ocurre con la historia de Roma o de Grecia. Donadoni (1991: 14) dice: “no existe aquí, en este marco, un marco orgánico que hunda sus raíces en la contemporaneidad y que a la vez se haya comparado con toda una tradición historiográfica […] Lo que sabemos con certeza sobre el Antiguo Egipto nos ha sido aportado –físicamente- por el propio Egipto, por su tierra tan arqueológicamente fecunda que es capaz de conservar y darnos aquello que en otros países es impensable”. También hemos de ser conscientes de que nos toca a nosotros darle una ordenación a todo lo que nos proporciona esa fecundidad arqueológica: “en toda su irrefrenable necesidad de escribir, el antiguo Egipto raras veces tuvo la tentación de autodescribirse, de teorizar sus estructuras, de recoger su patrimonio histórico o jurídico: de si ha testimoniado, más bien, a través de un continuo flujo de noticias concretas, personalizadas, en una polvareda de datos carentes de una cohesión que nos corresponde a nosotros intentar darles” (Donadoni 1991: 15). Además no debemos olvidar que a lo largo de su historia Egipto evolucionó. Quizás más lentamente que otros casos, o de forma más imperceptible, pero a la hora de acometer un estudio de vida cotidiana debemos ser conscientes de que no es lo mismo hablar del hombre egipcio del Imperio Antiguo, que del Segundo Período Intermedio, que del Imperio Nuevo… ni será lo mismo hablar de un hombre o mujer que habitó en Menfis, en Tebas ó en Napata. Habiendo hecho esta advertencia, en este trabajo sin embargo hablaremos de generalidades por la naturaleza del mismo.

Teniendo en cuenta todas estas limitaciones no debemos desesperar ni tirar la toalla. Pierre Montet (1983: 11) nos dice: “la empresa de captar la vida cotidiana en el antiguo Egipto es, pues, de las que pueden ser llevadas a buen fin, aunque nos veamos condenados a ignorar ciertos aspectos. No solamente se han conservado los monumentos, sus bajorrelieves y pinturas, estatuas y estelas, sarcófagos y demás objetos de culto, todo lo cual ya es suficientemente admirable. Se han hallado también objetos de la más diversa índole”. Egipto nos proporciona un material privilegiado para acercarnos a la compresión de la vida que desarrollaban sus contemporáneos en el día a día.

 

Objeto de interés

Dada la amplitud temática que supone un análisis de la vida cotidiana hemos querido precisar el objeto de interés de nuestro trabajo. Como dice Arias (2009), los estudios de vida cotidiana ponen especial énfasis en la gente corriente, pero sin olvidar los grupos dominantes. En este sentido, hemos decidido excluir lo tocante a la realeza egipcia y centrarnos especialmente en el común del pueblo y en aquellos personajes que, aunque pertenecen a grupos más reducidos y acomodados, también forman parte de ese común (escribas, médicos, etc.). El motivo de la elección es simplemente por el deseo de dar protagonismo a la gente “normal”, que era la mayoría.Para realizar dicho análisis hemos puesto especial atención en elementos como el vestuario, las construcciones, la ambientación tanto en exteriores como en interiores, los rasgos físicos de los personajes, y las diferentes escenas que muestran los modos de vida, las costumbres y la cotidianeidad, como puede ser una escena en la cocina, en el campo realizando la cosecha, en el mercado vendiendo diferentes productos, escenas de ocio, etc.

Por otro lado, también será de nuestro interés situar a modo de pincelada cada película, y por lo tanto cada “visión”, en el contexto histórico, geográfico y cinematográfico en el que fueron realizadas, con el fin de intentar relacionar estos elementos con la imagen generada. Además, no pretendemos corregir los posibles errores o anacronismos de cada película, sino más bien exponer a modo general cuál es la imagen que nos presenta el cine de ficción.

El corpus fílmico seleccionado persigue estos objetivos. Hemos querido centrarlo en el cine de ficción ya que, como dice Carlos Tejerizo (2001), es el cine más accesible al público y probablemente el que más huella deja en el imaginario de la sociedad. A la hora de definirlo hemos decidido descartar todas las películas que no están ambientadas en época egipcia, del estilo de La Momia (S. Sommers, 1999), y también aquellas referentes a Cleopatra, por rebasar los límites cronológicos propuestos: el Egipto Faraónico (desde comienzos del Imperio Antiguo hasta el fin del Imperio Nuevo). Hemos querido también abarcar un abanico cronológico amplio en cuanto a la realización de las películas con el fin de poder observar las diferentes perspectivas de cada época. Además hemos incluido algunas representantes del cine de animación, pues completan así la imagen que se genera acerca de la vida cotidiana en Egipto en el cine de ficción. Por un tema de espacio no podemos exponer aquí todo el análisis realizado, reflejando aquello que nos ha parecido más ilustrativo.

 

Corpus fílmico y su análisis

Sinuhé el egipcio (M. Curtiz, 1954)

Adaptación estadounidense de la novela homónima escrita por Mika Waltari en 1945, estrenada en el contexto de la Guerra Fría y en un Estados Unidos que vive una revolución cultural impulsada por el rápido desarrollo industrial y el fenómeno del consumismo. Se enmarca en el contexto cinematográfico de finales de la llamada “Edad de Oro de Hollywood”, formando parte del también llamado “cine clásico”.

De las películas analizadas, y para el tema que nos atañe, esta es quizás la única que pretende acercarse a la vida cotidiana en el Egipto faraónico, a través de la historia de su protagonista. Así lo vemos al comienzo de la película con una voz en off que declara:

“Pero los egipcios no sólo construían monumentos, sino que también eran hombres como nosotros. He aquí la historia de un hombre que vivió en la antigua tierra del Nilo hace treinta y tres siglos

En general, se muestra una imagen de la vida cotidiana en Egipto bastante propia del tiempo en que se realiza la película: la actividad y el bullicio de Tebas podría ser comparable a lo que están viviendo muchas de las ciudades de EEUU en la década de los 50. La vida del egipcio se representa como tranquila y apacible. Aunque en el discurso se hace alusión a la pobreza como algo de lo que las personas son conscientes, la imagen que se muestra de esa pobreza es bastante halagüeña. También se ven algunos guiños de la “brutalidad” de la época, tratada con mucha delicadeza, especialmente en lo relacionado con la poca importancia que se confiere a la vida humana.


Escena de mujer cocinando en su casa.Sinuhé el egipcio (M. Curtiz, 1954).

 

Tierra de faraones (H. Hawks, 1955)

En esta película estadounidense se apuesta por la espectacularidad, las multitudes, las escenas procesionales y el recurso del canto. Interesa muy poco reflejar la vida cotidiana, y toda la historia gira en torno al faraón, su familia, las intrigas y la construcción de la pirámide. Se muestra una nación fuerte, poderosa, que somete a las de su alrededor, y un pueblo contento y dispuesto en un principio, sin miedo a dejar sus quehaceres para construir la pirámide, que más tarde pierde ese impulso y acaba siendo explotado. Se reflejan también algunas costumbres que los personajes extranjeros no entienden, como es la de tirar a los cocodrilos a todos aquellos soldados cobardes y desertores (quizás con la intención de situar al espectador en ese plano de incomprensión hacia algunos aspectos de la sociedad egipcia).

El punto más positivo, a mi juicio, a la hora de representar la vida cotidiana es la elección de extras con rasgos que podríamos identificar como “egipcios”. La vida cotidiana se refleja desde un prisma más “duro” en esta película ya que la construcción de la pirámide supone finalmente la explotación y el sufrimiento de la población involucrada.


Ganaderos en el río y trabajadores dirigiéndose a la pirámide.Tierra de faraones (H. Hawks, 1955).

 

Nefertiti, Reina del Nilo (F. Cerchio, 1961)

Con esta película nos trasladamos a Europa y cambiamos también de década. En los 60 la Guerra Fría se recrudece y Europa se encuentra dividida. En Italia se están dando los últimos momentos de una época de recuperación y crecimiento económico en la que la sociedad acaba poniéndose a nivel de Europa en cuanto a hábitos de consumo, formas de vida, gustos culturales, etc. El cine italiano vivió un cambio tras la caída de Mussolini: surge como reacción al cine de época fascista un movimiento llamado “neorrealismo” que busca, entre otras cosas, dar más protagonismo a personajes pertenecientes a la clase trabajadora y a la vida cotidiana de estos, teniendo como punto de partida la película Roma, ciudad abierta (R. Rossellini, 1945), y estando presente también en la década de los 60.

Este es el marco que envuelve a la película de “Nefertiti” que, aun estando protagonizada por una famosa reina de Egipto, ofrece una perspectiva poco común. En ella Nefertiti se llama Tanit y es una chica que pretende escapar con un escultor llamado Tumos, del que está enamorada. Se nos ofrecen abundantes escenas cotidianas y una historia de amor que genera una imagen de Egipto más cercana a nuestras propias vivencias. Por lo tanto, en cuanto al tema que nos ocupa, lo interesante de esta película no son tanto las representaciones más o menos acertadas de aspectos materiales como el vestuario o la ambientación, sino las escenas tan cotidianas como un día de trabajo en un taller o un enamoramiento.


Tanit y Tumos. Nefertiti, Reina del Nilo (F. Cerchio, 1961).

 

Faraón (J. Kawalerowicz, 1966)

Se trata de la adaptación polaca de la novela homónima de Boleslaw Prus, periodista y escritor polaco de la segunda mitad del siglo XIX. Polonia, devastada tras la Segunda Guerra Mundial, vive a comienzos de los sesenta un tiempo de relativa estabilidad, pero a mediados de esta misma década comienzan a aumentar las dificultades políticas y económicas. Por su lado, el cine polaco de los sesenta sufrió los coletazos de su estatalización y el riguroso control del Partido Comunista llevado a cabo durante la posguerra, que veía en el cine una poderosa arma de propaganda, aunque ya en esta década se habían aplacado en gran medida las exigencias ideológicas y propagandísticas.

En esta película, prácticamente todos los personajes están vinculados a la familia real y apenas hallamos alusiones a la vida cotidiana del pueblo egipcio. Las únicas que podríamos nombrar serían aquellas en las que aparece el ejército, y la escena en la que el pueblo se alza en una rebelión contra los sacerdotes. Aun así, debemos decir que la ambientación y vestuario es magistral. También los rasgos físicos de los actores y actrices están muy cuidados. Otro detalle muy realista es la sensación de que los personajes están permanentemente cubiertos de polvo del desierto y sudados, incluyendo al faraón. La película muestra un Egipto en decadencia con una mirada pesimista sobre su futuro, en la que el pueblo vive en la pobreza y pasa hambre, que puede que venga de la mano de la situación que vive Polonia durante la Posguerra.


Miembros del pueblo.Faraón (J. Kawalerowicz, 1966).

 

Érase una vez… el hombre. Capítulo 4: Los valles fértiles (A. Barillé, 1978)

Se trata de una serie animada de televisión francesa, de 26 capítulos, con fines educativos que pretende mostrar el origen del hombre y los grandes acontecimientos históricos. Para ello utiliza el recurso narrativo con una voz en off, y las andanzas de una serie de personajes ficticios que ilustran diferentes aspectos de la época. A nivel histórico la serie puede ser tachada de simplista y de caer en ciertos tópicos, pero no debemos olvidar que el público al que está destinada es infantil, y aun así realiza a menudo críticas mordaces y comentarios irónicos que dan qué pensar. Nos pareció interesante incluirla en nuestro corpus fílmico, ya que son varias generaciones las que han crecido viendo esta serie animada, al menos en Europa y Latinoamérica.

Aunque el faraón sale representado, en el capítulo se da más protagonismo a las personas del pueblo, y presenta algunas escenas de vida cotidiana interesantes para nuestro trabajo (trabajadores en la pirámide siendo explotados por el capataz, campesinos en sus quehaceres, una escena de recaudación de impuestos, etc.).

Se presenta una imagen de abuso y maltrato por parte de las autoridades, y un pueblo un tanto oprimido. La vida cotidiana parece girar en torno a las labores agrícolas y artesanales, y especialmente en torno a los grandes proyectos constructivos por parte de la realeza. También muestran la importancia del río Nilo en la vida de las personas, pues van a trabajar en la pirámide cuando los campos están inundados.


Trabajadores realizando la cosecha.Érase una vez… el hombre. Capítulo 4: Los valles fértiles (A. Barillé, 1978).


Trabajadores yendo a trabajar al campo.Érase una vez… el hombre. Capítulo 4: Los valles fértiles (A. Barillé, 1978).

 

La Biblia: José (R. Young, 1995)

Los noventa será la década de la desintegración del “telón de acero” y de la URSS, la reunificación de Alemania, la institución de la Unión Europea, del liderazgo mundial ejercido por Estados Unidos como potencia hegemónica, etc. Una época de cambios y “estabilidad”. Por su lado el cine europeo pierde un poco de fuerza, aunque sigue existiendo la concepción de éste como un cine artístico y serio.

Se trata de una adaptación de la historia bíblica de José. Debemos señalar que el cine bíblico tiene sus complicaciones, ya que está obligado a ponerse a cierta altura en el aspecto histórico, el aspecto religioso, el aspecto literario, etc. En esta película me atrevería a decir que se han intentado conjugar todos estos aspectos, sin caer en una catequización excesiva y a su vez sin desvirtuar la historia original.

Es la historia de un hebreo que es vendido como esclavo en Egipto, y que pasará de formar parte del estrato más bajo de la sociedad a convertirse en el segundo hombre más poderoso de Egipto. Con este marco, las escenas de vida cotidiana en Egipto son abundantes. La ambientación y los rasgos físicos de los personajes en general están muy cuidados y nos sumergen en general en la época que se pretende representar.

Se muestra un Egipto fuerte y poderoso pero no excesivamente suntuoso, respetuoso hasta cierto punto con las culturas extranjeras, y que valora los dones y aptitudes de las personas por encima de su condición social (el hecho de que José fuera un esclavo no impidió al faraón nombrarle “gobernador de Egipto”). La vida cotidiana en Egipto se muestra en general apacible, su funcionamiento gira en torno a la actividad agrícola, el trato a los esclavos no se representa excesivamente duro, incluso en las cárceles se percibe cierta dignidad y limpieza. Vemos un Egipto estable y en prosperidad, lo cual se traduce en la vida de sus gentes.


Trabajadores segando. La Biblia: José (R. Young, 1995).


Momento familiar con un bebé recién nacido. La Biblia: José (R. Young, 1995).

 

El príncipe de Egipto (B. Chapman, S. Wells, S, Hickner, 1998) y José, el rey de los sueños (R. Ramírez, R. LaDuca, 2000)

Hemos considerado estas dos películas en el mismo apartado porque tan sólo les separan dos años en cuanto a su realización, y además porque las dos van en la misma línea (podría decirse que José, el rey de los sueños es una secuela “no oficial” de El príncipe de Egipto).

El gran número de producciones animadas que existen en la actualidad, junto con la enorme difusión de la que suelen gozar y la amplitud de público al que van destinadas, nos invita a incluir este género en un trabajo como este, pues contribuyen en gran medida al imaginario colectivo sobre un tema.

En El príncipe de Egipto se retrata la vida de Moisés siendo esencialmente fieles al relato bíblico. La historia de Moisés no nos da muchas imágenes sobre la vida cotidiana del pueblo en Egipto, pues la historia se centra en la familia real (la relación entre Moisés y Ramsés) y la liberación del pueblo hebreo, esclavo en Egipto. La película nos muestra un Egipto monumental y poderoso, en continua construcción y crecimiento, opresor de los esclavos a quienes tratan con crueldad. Se muestra también un contraste fuerte entre la vida de los esclavos hebreos y el resto del pueblo egipcio libre, que parece gozar de tranquilidad y comodidad (que se verá turbada por las diez plagas) y que además parece ajeno e indiferente a la realidad de los esclavos.

La vida cotidiana queda más reflejada en la película de José, el Rey de los sueños, una adaptación de la historia bíblica de José. Encontramos una gran variedad de representaciones de situaciones cotidianas como las actividades en un mercado o en un puerto, José pintando textos en un muro, la venta de un caballo en la que el comerciante intenta timar al comprador porque tiene la balanza trucada, una escena de vendimia, una boda, labores agrícolas como la construcción de canales de riego, de lugares de almacenaje, de cosecha, de trilla, de distribución de grano al pueblo egipcio, etc. En esta película se muestra un Egipto igualmente grande y poderoso, pero con un tinte mucho menos dramático que en El príncipe de Egipto. Aquí el mundo egipcio es representado de manera mucho más amable: se muestra un pueblo heterogéneo, que realiza diferentes actividades y ocupaciones, con una vida que también se muestra apacible y sin grandes problemas. En cuanto a la ambientación, en ambas películas está bastante lograda y documentada en todos sus aspectos.


Egipcios jugando a un juego de mesa. El príncipe de Egipto (B. Chapman, S. Wells, S, Hickner, 1998).


Descubriendo una balanza trucada. José, el Rey de los sueños (R. Ramírez, R. LaDuca, 2000).

Exodus: Dioses y Reyes (R. Scott, 2014)

Se trata de una adaptación sobre la historia bíblica de Moisés que apuesta por los efectos especiales y las imágenes monumentales en detrimento de un buen guión. Como ya dijimos en el análisis de El príncipe de Egipto, la historia de Moisés ofrece pocas escenas o imágenes sobre vida cotidiana en Egipto. La ambientación presenta mezcla de elementos: aunque algunos se detectan como claramente egipcios y bastantes fieles a la realidad, otros tantos pierden esa virtud. Los rasgos de los personajes nos recuerdan a las películas hollywoodienses de los años 50: aunque están mejor caracterizados, la mayoría son personas de tez blanca, algunos con ojos claros y muy poco comparables a un egipcio. Por tanto, se percibe de nuevo una “occidentalización” de la ambientación. En cuanto a las escenas de vida cotidiana, las que podemos señalar son las que se muestran durante las Diez Plagas, que afectan al pueblo egipcio. En ellas podemos ver imágenes de pescadores, ganaderos, un mercado, una carnicería, un almacén, representaciones de una especie de hospital provisional, campos de cultivo, escenas de personas durmiendo en sus casas, etc.

Aunque en esta película no existe interés por mostrar la vida cotidiana del pueblo egipcio, sí podemos decir que se representa una vida dominada por los contrastes y muy diferente según el “grupo social” al que se pertenecía. Los egipcios parecen gozar de paz dentro de sus quehaceres, mientras que para los hebreos cada día es una lucha por la supervivencia.


Ramsés y Moisés preparados para la batalla. Exodus: Dioses y Reyes (R. Scott, 2014).

 

Conclusiones

Lo primero que debemos hacer notar, tras haber realizado este análisis, es que las películas relacionadas con el Egipto Antiguo son escasas, al menos en comparación con las de otras civilizaciones de la Historia Antigua como Grecia o Roma. Además, dentro de las películas sobre Egipto, hay una serie de bloques temáticos que se pueden distinguir perfectamente debido a la proliferación de dichas temáticas a lo largo del tiempo: las más notables son las películas sobre Cleopatra, y las películas sobre momias que reviven (estas últimas ambientadas en época más o menos actual). Estos dos grandes bloques han sido descartados dentro del presente trabajo. El otro gran bloque temático es el del género bíblico, en especial las películas sobre la historia de Moisés. Por último, el bloque temático menos explotado y que resultó ser el de nuestro interés (junto con el del género bíblico), es el de las películas sobre Egipto ambientadas en época faraónica. Hay que señalar que existen algunas películas que no se incluyen dentro de ninguno de estos bloques, como Ágora (A. Amenábar, 2009), pero que ciertamente son muy poco representativas. Por lo tanto, si descartamos las películas de momias vivientes (por no ambientarse directamente en época antigua), la temática más representada sobre Egipto es la del personaje de Cleopatra, que al parecer ha fascinado a numerosas generaciones desde que el cine daba sus primeros pasos; seguida de la historia de Moisés. Estos son los dos grandes hitos del cine ambientado en el Egipto Antiguo, y las dos imágenes más potentes que puede tener la sociedad sobre él. Por lo tanto, nos queda claro que dicha imagen va a ser bastante sesgada.

Otra observación que debemos destacar es el hecho de que parece impensable la imagen de Egipto sin el faraón. En todas las películas analizadas el faraón aparece de una forma u otra. Si no es el protagonista de la película, entonces está vinculado de alguna manera con quien sí lo es (Sinuhé se convierte en el médico del faraón e incluso le revelan que es el hermanastro de Amenofis IV, José se convertirá en la mano derecha del faraón, Tumos es amigo de la infancia del faraón ó Moisés es el hermanastro de Ramsés). Cierto es que en Egipto el “Estado” era sinónimo de “Faraón”, sin embargo, la mayoría de los egipcios seguramente nunca vieron al faraón, y en su vida cotidiana no estaría presente, al menos físicamente. Por esta razón, en el imaginario sobre Egipto, la imagen del faraón eclipsa a la de un gran pueblo muchas veces olvidado.

Por otro lado, y unificando las conclusiones del análisis de cada película, podemos elaborar una serie de conclusiones generales:

Las visiones producidas sobre la vida cotidiana y sobre Egipto en general están muy unidas al momento histórico en que estas fueron realizadas. Esto puede resultar algo obvio, pero no podemos dejar de señalarlo. Como ejemplos más claros: el esplendor de Tierra de faraones (EEUU, 1955) contrasta fuertemente con la imagen miserable mostrada en Faraón (Polonia, 1966), o con la concepción colosal y sensacionalista de Exodus (EEUU, 2014).

Entre las películas analizadas, se observan importantes diferencias en la ambientación a partir de la película Faraón. Antes de ésta, las películas de la década de los cincuenta cuentan con una ambientación poco documentada, propia del cine hollywoodiense de la época, más cercana a la imagen que se tiene de civilizaciones occidentales como la romana. Faraón marca un punto de inflexión en este sentido, con una ambientación seria y muy trabajada, que subió el listón y pudo fijar una serie de parámetros insoslayables a la hora de representar a Egipto y sus habitantes. Un ejemplo muy sencillo de esto: mientras en las películas de los cincuenta las vestimentas son de diferentes colores y formas, en Faraón las indumentarias se reducen en casi todos los casos a calzones cortos ceñidos por un cinturón o túnicas largas, con preeminencia del color blanco. Estas características serán imitadas a partir de entonces como algo propio y característico del egipcio. Observamos un cambio en el camino marcado por Faraón en la película Exodus que vuelve a concebir Egipto desde una “perspectiva occidental”.

En general se muestra un Egipto poderoso y en su máximo esplendor (con excepciones como la de Faraón). Esto ha quedado fuertemente impreso en el imaginario colectivo sobre Egipto.

La vida cotidiana parece mostrarse apacible en general. Excepto en algunos casos como en Érase una vez…el hombre o en Faraón, el egipcio parece gozar de libertad y de entendimiento con las autoridades. Esto último lo deducimos ya que no se muestra lo contrario. En general no vemos escenas de descontento, de revuelta o de escasez, hechos llamativos cuya ausencia se hace notar.

Se suele mostrar también un Egipto que gira en torno a las grandes construcciones (rara es la película en la que no vemos una escena constructiva) y a la actividad agrícola (abundan las imágenes de cultivos, de la recolección o la trilla). Actividades como la ganadería, la pesca, la artesanía, el comercio o el ocio aparecen de manera esporádica y trasversal, en muchas ocasiones en segundos planos. Las escenas de cocina, de aseo o del simple acto de dormir prácticamente no existen, o tan sólo ocupan algunos segundos de todo el largometraje.

Curiosamente, no se muestra la importancia que tenía el Nilo en la vida cotidiana de las personas. El río es un elemento siempre presente, pero en raras ocasiones vemos imágenes o discursos que retraten su importancia.

En general no existe excesivo interés en el cine de ficción por mostrar la vida cotidiana del pueblo en Egipto y cuando se hace es porque está al servicio de la historia que se está contando. Quizás ese interés lo encontremos más presente en otros formatos como el documental o el docudrama.

Por último y para concluir, queremos hacer una pequeña reflexión en cuanto a la relación entre el cine de ficción y la representación de la vida cotidiana en un período histórico. Como decía Luis Castells (2005) la historia de la vida cotidiana pretende acercarse a la “dimensión humana de la historia”, pretende elaborar una “historia de las gentes”. Y esa es una de las grandes virtudes del cine: acercar las historias de las personas, hacernos percibir sus alegrías y preocupaciones, sus sentimientos más íntimos, emocionarnos, reír o llorar con ellos. La gran pantalla sabe combinar toda una serie de elementos y recursos para que así sea. En ocasiones interiorizamos tantos sus mensajes que quedan grabados en lo que a lo largo de este trabajo hemos llamado “imaginario”. Eso de “una imagen vale más que mil palabras”. Es por tanto una poderosa herramienta didáctica de enorme utilidad para disciplinas como la Historia, una disciplina esencialmente humanista. Y más aún cuando hablamos de vida cotidiana. En mi opinión, no hay mejor recurso didáctico para mostrar la vida cotidiana de un período histórico que el cine. Al cine histórico le costará más mostrar la historia estructural, las características políticas, económicas o sociales de una cultura y un período histórico, pero tiene muchas garantías de éxito si se trata de mostrar la vida del día a día de las personas. Obviamente al cine le interesa crear historias interesantes, integrar elementos como la aventura, la acción o las relaciones amorosas, pero una cosa y otra no entran en conflicto. Sería muy interesante y enriquecedor ver más proyectos en los que haya una buena ambientación histórica y se muestren personajes ficticios que puedan caracterizar los modos de vida de una época. Algo así como los personajes de Tito Pullo y Lucio Voreno en la serie de Roma (B. Heller, J. Milius, W. McDonald, 2005-2007) quienes, aunque nunca existieron, retratan perfectamente lo que sabemos de la vida de las personas en la Roma que transita de la República al Imperio. El cine histórico y la historia de la vida cotidiana deberían ser unos poderosos aliados que ayudarían enormemente a crear un imaginario colectivo, de las sociedades del pasado y sus modos de vida, más cercano a la “realidad”.

 

Bibliografía

ARIAS I., “Introducción”, Chronica Nova 35 (2009), 7-13.

CASTELLS L., “La historia de la vida cotidiana”, en HERNÁNDEZ SANDOICA E. y LANGA A. (eds.), Sobre la historia actual. Entre política y cultura, Abada, Madrid, 2005.

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DIXON W.W. y FOSTER G.A., Historia del cine mundial: guía esencial, Ma non troppo, Madrid, 2014.

DONADONI S., El hombre egipcio. Alianza, Madrid, 1992.

MONTET P., La vida cotidiana en el Egipto de los faraones, Argos Vergara, Barcelona 1983.TEJERIZO C., “Arqueología y cine. Distorsiones de una ciencia y una profesión”. El futuro del pasado 2 (2011), 389-406.

 

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ISSN 1988-8848