PARIS-BERLIN, DESTINS CROISÉS
(Frédéric Wilner, 2015).
UN DOCUMENTAL ENSEÑA
HISTORIA DE LA CONSTRUCCIÓN

Paris-Berlin, destins croisés (Frédéric Wilner, 2015).
A documentary teaches Construction History

Dr. João Mascarenhas Mateus

Historiador de la Construcción
CIAUD - Lisboa

Recibido el 7 de Mayo 2015
Aceptado el 3 de Junio de 2015

Resumen. La Historia de la Construcción es una disciplina de conformación reciente que analiza la historia de los procesos constructivos desde la perspectiva múltiple de los materiales, de las técnicas, de las máquinas y de la organización económica y social. La presentación de resultados de este tipo de estudio, por su carácter transdisciplinar, encuentra en los documentales un vehículo ideal para su divulgación. Paris-Berlin: destins croisés de Frédéric Wilner constituye un ejemplo modélico para la transmisión del conocimiento en el ámbito de esta disciplina tomando como objeto de estudio la confrontación entre los procesos constructivos de las capitales emblemáticas de dos países responsables de grandes transformaciones en las culturas constructivas a lo largo de más de cuatro siglos de historia.
Palabras clave. Historia de la Construcción, París, Berlín, Documental.

Abstract. Construction History is a recently defined field of study aiming the analysis of the history of building processes from a multiple point of view: materials, techniques, machines and economic and social organization. Due to its transdisciplinary character, the presentation of research results within this branch of knowledge, finds an ideal vehicle for its discussion in documentary film. Paris-Berlin: destins croisés directed by Frédéric Wilner is an outstanding example about the knowledge transfer within this academic discipline. A work comparing the building processes of two emblematic capitals, responsible by great transformations on cultures of building for more than four centuries of history.
Keywords. Construction History, Paris, Berlin, Documentary.

 

El documental cinematográfico en asociación con las avanzadas tecnologías multimedia constituye hoy una herramienta poderosa para sintetizar y presentar los resultados más recientes de variados campos científicos. Un buen ejemplo de este instrumento ineludible en la comunicación científica del siglo XXI es el documental Paris-Berlin: destins croisés, dirigido por Frédéric Wilner (1) en 2015, una producción conjunta de “Arte France”, “Iliade Productions” y “Les Films de l’Odyssée”. Su objetivo principal es la presentación en paralelo de cuatro siglos de historia de las ciudades de París y Berlín, colocando frente a frente sus influencias recíprocas.

La obra es dividida en cuatro episodios de una duración de 52 minutos cada uno: Hermanos y enemigos (1650-1789); La carrera a la modernidad (1806-1870); Cara a cara (1870-1921); La conmoción (1918-hasta la actualidad) (2). Cada uno de ellos da a conocer los cuatro periodos fundamentales de la historia moderna de las dos ciudades, marcados por el Antiguo Régimen, los años entre la entrada de Napoleón en Berlín y la proclamación del Imperio Alemán en el Palacio de Versalles; los años del higienismo y del desarrollo industrial hasta la primera Guerra Mundial y por fin el periodo entre la fijación de las reparaciones a pagar por Alemania después de la Gran Guerra y la actualidad.

La estructura del documental se sustenta en el montaje de fragmentos de entrevistas a especialistas franceses y alemanes (3), de imágenes actuales de las ciudades y de iconografía histórica. Maquetas tridimensionales animadas en ordenador resumen lo que es transmitido por las otras tres tipologías de materiales cinematográficos mencionadas (4). Por una parte, el enfoque de la narración se dedica regularmente a la historia de la arquitectura, a la historia del urbanismo y a la historia urbana de las dos capitales. Por otra, se ocupa de las relaciones políticas y económicas de los dos países. No obstante, a partir del documental es igualmente posible hacer una lectura de la historia de la construcción de París y Berlín, si afinamos bien nuestra postura de receptor del lenguaje cinematográfico.

La Historia de la Construcción es una disciplina de afirmación reciente que tiene como tema principal el estudio de cómo se construyó en un determinado lugar y un dado momento histórico. Analizar el cómo se construyó implica conocer con qué conocimiento, con qué materiales, con qué técnicas, con qué máquinas, con qué tipo de organización económica y social y en qué contexto administrativo y político. El documental de Frédéric Wilner da en parte respuesta a estas cuestiones para los casos de la construcción de las ciudades de París y de Berlín.

La representación esquemática 3D de la secuencia de demoliciones, modelación de terrenos, alineamiento de calles, de murallas, de puentes o de grandes monumentos permite en cada momento visualizar el orden de realización de los trabajos que con el tiempo conformarán los tejidos urbanos. Es en la naturaleza secuencial de esta representación donde reside la representación de la historia y en este caso de la historia de la construcción. Del visionado de los cuatro episodios es pues posible inferir una serie de conocimientos propios de la evolución de los procesos constructivos de las dos ciudades.


Superposición de las conformaciones urbanas de Paris y Berlín en 1650.©Arte

El primer episodio empieza por explicar el orden constructivo de las dos ciudades. Desde la Edad Media, París crece como una ciudad radiocéntrica a partir de la Île de la Cité en el río Sena, rodeada por sucesivas murallas que son demolidas siempre que se opera un ensanchamiento radial posteriormente defendido por un nuevo cinturón de murallas. Con la afirmación hegemónica y euro-estratégica de Luis XIV, en 1670 y por primera vez se procede al derribo de los muros defensivos de una grande capital (5). Sobre ellos se construyen los primeros grandes bulevares de la rive droite, así denominados en memoria de las terrazas para colocación de los cañones de las fortalezas defensivas de la ciudad. No obstante se construyen puertas de control fiscal y de seguridad de las entradas. Estas puertas y los alineamientos de las cortinas permanecerán en el tiempo como condicionantes de futuras conformaciones de la urbe.


El derribo de las murallas de Luis XIII y la abertura de los primeros bulevares de Luis XIV. ©Arte

Por otro lado, la afirmación absolutista requiere la representación de la figura del monarca (que no vive en el casco urbano pero sí en Versalles) y por eso se procede a la colocación de estatuas ecuestres del rey (o de su padre) en plazas existentes o en nuevas obtenidas a costa de la demolición de edificios y cuadras densamente pobladas: la Place Royale (hoy Place des Vosges) recibe la estatua de Luis XIII en 1639, la Place des Victoires la de Luis XIV en 1686 y la Place Louis le Grand (hoy Place Vendôme) otra del Rey Sol en 1699. Su sucesor, Luis XV inaugurará también una nueva plaza con su nombre y su estatua ecuestre (hoy la Place de la Concorde). Estas plazas son proyectadas considerando simultáneamente la estatua y las fachadas que las rodean. Primero es instalada la estatua y solo después se levantan los edificios que la limitan.

Durante este mismo periodo, Berlín, crece en una menor escala igualmente a partir de un núcleo fortificado en una zona de islas fluviales en el río Speer pero de forma policéntrica, agregando tal como un archipiélago diversas poblaciones dispersas.


Evolución de Berlin hasta el final del siglo XVII. ©Arte

Al final de la Guerra de los Treinta Años, en 1648, el Gran Elector de Brandeburgo Federico Guillermo manda plantar una alameda de tilos (Unter den Linden) en la carretera que comunica el palacio ducal situado en la isla nuclear de Cölln, la Spreeinsel, con el coto de caza de Tiergarten. En 1681, la construcción de una nueva “ciudad” (Neustadt) a retícula regular (al norte del núcleo original), denominada Dorotheenstadt en honor de la esposa del Elector, es dirigida por Joachim Ernst Blesendorf, el Supervisor de las Fortificaciones. Una estatua ecuestre, según el modelo de la de Enrique IV de París es colocada sobre el puente Lange Brück. Junto al palacio engrandecido, en la Plaza de los Gendarmes – Gendarmenmarkt -, son erigidas dos iglesias enfrentadas destinadas a los cultos hugonote y protestante como símbolo de la tolerancia religiosa.


El alineamiento de Unter den Linden. ©Arte

A imitación de París, los primeros reyes de Prusia Federico I (1701-1713)  y Federico Guillermo I (1713-1740) ordenan la construcción de tres plazas que reflejan las formas cuadrada de la Place Royale (denominada entonces Quarrée o Vierec, hoy la Pariser Platz), la forma circular de la Place des Victoires (entonces llamada Rondell y hoy la Mehring Platz) y la forma octogonal de la Place Louis le Grand (el Oktogon que dio lugar al actual Leipzigerplatz). Estas plazas destinadas a ejercicios militares están situadas en los límites extramuros de los nuevos barrios de casernas de los regimientos que garantizan la seguridad de la ciudad. Con Federico el Grande, grandes derribos en el centro de la ciudad permitirán el inicio en 1740 de la construcción del Forum Fridericianum destinado a un nuevo palacio real que será posteriormente modificado por las dificultades de fundación encontradas en el subsuelo.


El Palacio Real con Federico el Grande. ©Arte

En París, el final del Antiguo Regimen del punto de vista constructivo es marcado por las importantes iniciativas de Luis XVI: la construcción de una nueva muralla fiscal denominada “Le Mur des Fermiers Génèraux”, el cierre del Cementerio de los Inocentes y el proyecto la realización de una nueva rotonda de distribución del Este de la ciudad después del derribo de la Bastilla. La nueva cortina “des Fermiers Génèraux”, que corresponde hoy al trazado de la segunda cintura de boulevards de París, fue realizada en albañilería de piedra con una altura media aproximada de 3 metros, presentaba una extensión de 24 metros, perforada por 55 barreras o propileos y fue construida entre 1784 y 1790. Estaba destinada a la tasación de mercancías que sólo podían circular a través de determinadas puertas, muchas de ellas diseñadas por Claude-Nicolas Ledoux de las cuales hoy permanecen levantadas la Rotonde du Parc Monceau, la Barrière du Trône y la Rotonde de la Vilette. La clausura del Cementerio de los Inocentes implicó la inhumación y traslado de todos los restos humanos para las antiguas pedreras de Port-Mahon durante 15 meses. El derribo de la Bastilla terminó por acontecer por otras razones y el “hub” de Luis XVI fue igualmente ejecutado más tarde.

El segundo episodios se ocupa de la carrera hacia la modernidad de las dos capitales y es iniciado en el agitado periodo de las guerras napoleónicas. En París, Napoleón se preocupa con la instalación de nuevas redes de saneamiento y drenaje, canales de conducción de agua potable y la construcción de nuevos puentes como los de Austerlitz e Iéna. El proyecto del Museo Napoleón en el Louvre incluye la exposición de varias obras de arte confiscadas en Prusia entre las cuales la cuádriga de la nueva Puerta de Brandeburgo erigida en 1791 durante las obras de modernización de Berlín promovidas en el reinado de Federico Guillermo II. Este conjunto nunca será expuesto en París y terminará devuelto a Berlín en 1814 a tiempo de convertirse en un emblema de la ciudad y de asistir a la primera destrucción de muchos de los edificios barrocos de la urbe. En verdad, la Prusia victoriosa de 1815 va hacer de su capital un ejemplo de modernidad y de nacionalismo. Para ese fin, el arquitecto urbanista Karl Friedrich Schinkel elegirá dos estilos bien en sintonía con el espíritu nacional alemán: el neoclásico en su versión de revival griego (6) y el neogótico realizado en ladrillo aparente, símbolo de la nueva identidad patria (7). La isla nuclear de la ciudad será en parte ocupada por museos capaces de rivalizar con el Louvre de París. La trasmisión del conocimiento constructivo e industrial que decidirá de las trasformaciones materiales de la capital pasa a ser determinado por el sistema de Enseñanza Politécnica Industrial, organizado por Christian Beuth, Director de Producción del Reino de Prusia. Berlín es colocada como centro ferroviario del país y deviene la ciudad de la industria alemana.

En este periodo de industrialización los modelos adoptados por las dos ciudades son diferentes. La transformación de París es iniciada con el prefecto de la Sena Claude-Philibert Barthelot y Jacques Ignace Hittorff y después de manera sistemática con Napoleon III y el prefecto Georges Eugène Haussmann. Destinados a “aérer, unifier et embellir la ville” y a facilitar la “libre circulación de fluidos” de la ciudad asimilada a un órgano vivo, los cerca de 70 derribos de manzanas expropiadas serán seguidos de la construcción de nuevos barrios de fachadas normalizadas, abastecidos por redes de saneamiento y ordenados según una jerarquía de grandes bulevares y calles secundarias. La distinción social es definida en la ocupación de las nuevas unidades: los burgueses en los apartamentos sobre las calles, los trabajadores domésticos en los patios y en las buhardillas. Esta modernidad constructiva, sin embargo, es acompañada de un repliegue territorial de la capital sobre sí misma con la construcción entre 1841 y 1844 de una nueva cinta muraria más externa con 34 km de extensión, ordenada por el presidente del consejo de ministros Adolphe Tiers y armada de baterías orientadas simultáneamente en dirección del exterior y del interior de la ciudad. Una obra que no impedirá la ocupación germánica y la proclamación en Versalles del Imperio Alemán en 1871.

El tercer episodio parte de las destrucciones causadas por la Comuna de París en ese mismo año se traducirán en el incendio de los archivos de la ciudad, del Palacio de las Tullerías y de la sede del ayuntamiento entre otros. La Tercera República utilizará estos infortunios como pretexto para la reconstrucción de nuevos edificios emblemáticos en el espacio de los destruidos, excepto el Palacio de las Tullerías que dará origen al Jardín de las Tullerías que hoy conocemos. En poco tiempo París se alza de las cenizas y da a conocerse al mundo como la ciudad de las industrias del lujo y del futuro organizando sucesivas exposiciones universales en 1878, 1889 (celebrativa del centenario de la Revolución Francesa y con la construcción emblemática en acero de la Torre Eiffel) y en 1900, que dejan sus marcas en el tejido urbano. La reputación de ciudad de la luz se inicia con su red de iluminación pública a gas inaugurada en 1829 en la Place du Carroussel.


Demoliciones en Paris en el período de Haussmann. ©Arte

Berlín, como capital del nuevo imperio será sometida a grandes obras destinadas a reflejar su importancia. La Isla de los Museos es enriquecida con la Galería Nacional Antigua (Alte Nationalgalerie) en 1876 (8). La Neue Kirche (Deutscher Dom) situada en la Gendarmenmarkt con su cúpula a 115 metros de altura, sobrepasa la de los Invalides en París y sufrirá igualmente obras de reconstrucción en la década de 1880. La Iglesia del Recuerdo (Wilhelm-Gedächtniskirche) es ejecutada entre 1891 y 1895. Berlín tendrá también su Plan Obrecht, ejecutado entre 1873 y 1893, destinado igualmente a “higienizar” la ciudad. Grandes edificios compuestos por varios bloques, conocidos por “casernas de alquiler” (mietskasernen) y dispuestos a lo largo de extensos bulevares y parques, son construidos para alojamiento igualmente de forma sectaria de las varias clases sociales: al exterior dando a la calle las clases más afortunadas, en los segundos y terceros patios interiores, los más desfavorecidos. No obstante, la gran burguesía sale del centro y se instala en la periferia, en Brunewald, en Charlotenburg y en Wansee. Un nuevo gran boulevard es abierto, el Kurfürstendamm, a semejanza de los Champs-Elysées de París. Berlín invierte también mucho en las infraestructuras públicas. Si París es conocida por su iluminación nocturna a gas, Berlín es la “Electropolis” por la utilización innovadora de la electricidad en sus calles y por la variedad de edificios de la Siemens, AEG (Allgemeine Elektricitäts Gesellschaft) dirigida por Peter Behrens y su afiliada, la BEW (Berliner Elektricitätswerke).

La operación Haussmann termina en 1891 con la imposibilidad del derribo del barrio del Marais para la construcción de la Rue de Rennes y con la oposición de  los sectores preservacionistas parisinos entonces en una fase de despertar. París, no obstante sigue innovando: en la Rue Danton, es erigido el primer edificio en el sistema francés de hormigón armado Hennebique, en 1893. Otros inmuebles se sucederán realizados con esta nueva técnica constructiva que terminará por suplantar al largo del siglo XX las culturas milenarias de las albañilerías de cal. De ellos el Thêatre des Champs-Elysées de August Perret se constituye como una referencia de la modernidad y de la racionalidad constructiva.


François Hennebique (de blanco) visitando una obra. ©Arte y ©Sistema Archivistico Nazionale-Italia

Ya en el cuarto y último episodio iniciado a partir del final de la Primera Guerra Mundial, se informa de cómo la arquitectura racionalista del hormigón armado encontrará en París fuertes resistencias por asociación a la arquitectura alemana de la época, siendo apellidada de “Architecture Boche”. Para luchar contra la tuberculosis, enfermedad relacionada con la sobredensidad de la ciudad, y por ser considerada obsoleta, la línea defensiva Thiers es derribada a partir de 1921. Sobre el alineamiento de la vieja cortina muraria son abiertos los Bulevares de los Mariscales y en la zona ocupada otrora por sus glacis, son levantados nuevos barrios HBM (Habitation Bon Marché) con grandes bloques de edificios en ladrillos aparente de color naranja con una media de 6 pisos de altura y un total aproximado de 20.000 unidades de habitación. A pesar de la presentación de planos utópicos como el Plan Voisin de Corbusier, proyectado entre 1922 y 1925 que preveía la destrucción de gran parte de la rive droite para la realización de grandes rascacielos conectados por autovías desniveladas, París se transforma de forma puntual con la adición de arquitecturas nuevas como las Robert Mallet Stevens en edificios singulares y en nuevos conjuntos HBM como la Cité de la Muette en Drancy, diseñada por Marcel Lods y Eugène Beaudouin y construida desde el año 1934 hasta el 1938.


El Plan Voisin de Le Corbusier y lo que quedaría de dos de las puertas de la ciudad edificadas por Luis XIV. ©Arte

En ese período, Berlín toma Nueva York como modelo. Con la Ley del Gran Berlín de 1920, la Gros-Berlin-Gesetz, la administración de la capital pasa a englobar la vieja ciudad, siete ciudades periféricas, cincuenta y nueve comunidades rurales y varias parcelas de distritos circundantes. Con este cambio administrativo, los proyectos de Berlín pasan a ser desarrollados a partir de entonces a una escala regional. Paralelamente, nuevos materiales son propuestos para la construcción, como el cristal y el acero para las fachadas en los primeros rascacielos proyectados en 1919 y 1921 para la Friedrichstrasse por Mies van der Rohe, colaborador de Behrens, tal como Walter Gropius o Le Corbusier. Todos ellos proponen edificios racionales con techos planos. No obstante su innovación, este tipo de cobertura será considerada “comunista” y vetada por la nueva administración nazi. Años en que, aparte la pionera aplicación de materiales como el aluminio en los sistemas de cierre de la fachada del nuevo Ministerio de la Aviación para Herman Göring o la ampliación del Aeropuerto de Tempelhof por Ernst Sagebiel, el régimen totalitario proyecta con Albert Speer, la nueva Berlín que se llamaría “Germania” y funcionaria como la capital del mundo conquistado por Alemania. Con el pretexto de su construcción, 50.000 apartamentos de judíos serán requisados.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, por lo menos la mitad de las construcciones de Berlín terminaron destruidas por las 450.000 toneladas de bombas lanzadas por los ejércitos aliados.


El reciclaje de ladrillos en Berlín. ©Arte

En 1946 un radical “plano Voisin” de reconstrucción de la capital denominado Kollektivplan es presentado por Hans Scharoun y su equipo. A semejanza del plan francés no saldrá del papel. La supervivencia de las infraestructuras subterráneas de agua y de gas y el reciclaje de los materiales de los edificios bombardeados impondrán de forma pragmática ejes y alineamientos ya existentes, como grandes e ineludibles reguladores de las obras de reconstrucción. Por otro lado, la división de la ciudad en cuatro sectores controlados por ejércitos de diferentes países y en 1961 la construcción de los 115 km de muro (primero en ladrillos y después en hormigón armado) que la dividen en dos partes, llevarán a políticas constructivas distintas en los lados Oeste y Este de la capital.


El Muro de Berlín. ©Arte

En el lado Este la política de masas facilita la nacionalización y expropiación rápida de los inmuebles. Esta práctica acelera en parte las obras, pero la utilización de mano de obra forzada (oficialmente denominada de voluntaria) lleva a revueltas de la población en 1953, causando decenas de muertos. El sistema de organización del trabajo de la construcción queda bien simbolizado en la Karl-Marx-Allee, realizada al gusto clasicista soviético por los arquitectos Hermann Henselmann, Richard Paulick, Hans Hopp, Karl Souradny y Kurt Leucht, retamando para ello el trazado de la antigua Grosse Frankfurter Strasse. En el lado Oeste, son concretizados proyectos más plurales como el complejo Hansaviertel, del periodo 1957-1961. Promovido en el ámbito de la Exposición Internacional de Construcción (IBA) de 1957 en él participan arquitectos tan variados como Aalto, Egon, Eiermann, Gropius o Niemeyer. En ambos lados, veinticuatro grandes colinas resultantes de la acumulación de los escombros producidos por los bombardeos, pasaron igualmente a constituir nuevas formaciones orográficas hoy en día parte integrante del paisaje de la ciudad ya reunificada.


La construcción del Hansaviertel sobre los alineamientos de los escombros.©Arte

Por su parte París, experimentará una de sus mayores transformaciones tras el el final de la Segunda Guerra Mundial con la construcción del Bulevar Periférico entre 1958 y 1973, unas centenas de metros al exterior de los Bulevares de los Mariscales. Esta nueva “muralla” con 44 km de largo servirá como una barrera al crecimiento de la capital y al mismo tiempo como factor de distinción social entre parisinos “verdaderos” y parisinos de la banlieue. Una realidad que explica por qué hoy París ocupa una superficie ocho veces menor de la de Berlín con una densidad poblacional cinco veces superior.

La Berlín posterior a la caída del Muro en 1989 fue durante las últimas décadas la capital europea con mayor densidad de construcciones y un gran terreno de obras. “Re-coser” la cicatriz dejada por el derribo del muro, reconstruir los centros financiero y administrativo de la Republica Federal y realizar de la Estación Central figuran entre las más claras directrices de la remodelación de Berlín. Las plazas de Potsdam y de Leipzig, la Puerta de Brandeburgo, la Alexanderplatz o la avenida Unter den Linden son de nuevo referencias internacionales de la reputación de la ciudad. Hoy se llevan a cabo obras que  buscan dar continuidad a la tradición cultural de la ciudad. El gran proyecto de la Isla de los Museos o la reconstrucción del Palacio Real - que había sido demolido para la construcción del Palacio de la República Democrática Alemana en los años 1970 - son ejemplos emblemáticos de la Berlín que se proyecta en el futuro sin olvidar su pasado.


Reconstrucción actual del Palacio Real en Berlín. ©Arte

Este gran viaje en paralelo por más de cuatro siglos de historia de dos capitales europeas que el documental París-Berlin: destins croisés ofrece, permite constatar cómo los territorios de emplazamiento de los centros administrativos de cada país reflejan, tal como la piel de un ser humano, los estados de ánimo y las formas de vivir de cada nación en un determinado periodo histórico. El territorio de las ciudades si por un lado resulta de las decisiones políticas y de las necesidades culturales de sus habitantes, también por otro determina y condiciona su hábitat, la circulación de personas y bienes, su relación con los recursos naturales locales y regionales. Estudiar la historia comparada de la construcción (de-construcción y re-construcción) de ciudades como París y Berlín, pioneras en la búsqueda de nuevas formas de construir, implica la creación de imágenes animadas de síntesis que resumen el conocimiento disponible relativo a las transformaciones materiales de esos territorios. El documental de Frédéric Wilner constituye por eso un ejemplo modélico para la enseñanza de la historia de dos culturas constructivas europeas fundamentales con una clara vocación universalista.

 

Notas

(1) Frédéric Wilner además de director es también la voz en off que hace la narración que da unidad al documental. Wilner dirigió igualmente, entre otros, Les secrets du trésor de Saqqara (2005), Au pays d’azur (2006), Le secret des rois de Bactriane (2007), Enquête sur le Nil: les secrets des pharaons bâtisseurs (2009) y Angkor redécouvert (2014) destinados a la síntesis y a la divulgación de las más recientes investigaciones sobre ciudades históricas, sitios y bienes histórico-patrimoniales. Dirige desde 2010 con Jean-Jacques Gallot la sociedad “Iliade Productions”, partner de “Les Films de l’Odyssée”.

(2) Los títulos originales son: Episode 1: Frères ennemis (1650 - 1789); Episode 2: La course à la modernité (1806 - 1870); Episode 3: Face à Face (1870 - 1921); Episode 4: Le choc (1918 à nos jours).

(3) Alexandre Gady (profesor de Historia de la Arquitectura Moderna en Paris-Sorbonne y presidente de la Société pour la protection des paysages et de l'esthétique de la France), Étienne François (profesor jubilado de Historia Social y de Cultura Modernas de la Universidad Libre de Berlín), Florian Hertweck (profesor de Teoría y Diseño de la Arquitectura y Urbanismo en la École Nationale Supérieure d'Architecture de Versailles), Gabi Dolff-Bonekämper (profesora de preservación arquitectónica en la Universidad Técnica de Berlín), Frank Schmitz (profesor de Historia del Arte y de la Arquitectura en la Universidad de Hamburgo), Nicolas Chaudun (editor y escritor), Claus Käpplinger (crítico de arquitectura e historiador de Berlín), Heinz Reif (profesor emérito del Centre for Metropolitan Studies de la Universidad Técnica de Berlín), Marie-Jeanne Dumont (profesora en la École Nationale Supérieure d'Architecture de Paris-Belleville), Daniel Schönpflug (historiador y coordinador científico del Wissenschaftskolleg zu Berlin), Guillaume Fonkenell (conservador del patrimonio en el Musée National de la Renaissance en Écouen), Bernd Stöver (profesor de Historia Moderna y Contemporanea de la Universidad de Potsdam), Kirstin Buchinger (historiadora del arte y miembro asociado del Centro de Estudios Franceses de la Universidad Libre de Berlín) y Pierre Pinon (profesor honorário de la École Nationale Supérieure d'Architecture de Paris-Belleville).

(4) Los efectos visuales numéricos fueron realizados por la empresa MAC GUFF con una equipo de 12 grafistas 3D dirigida por Matthieu Buchalski.

(5) La muralla demolida había sido construida por su padre, Luis XIII.

(6) El revival griego estaba asociado en Alemania a la civilización de la Grecia Antigua, pura y no “corrompida” como la civilización romana en la cual el neoclásico francés más se inspiraba. Schinkel realizará en revival griego, entre otros, la casa de la Guardia Real (Neue Wache) entre 1816 y 1818, la sala de conciertos Schauspielhaus (1819-1821) y el museo de la Antigüedad, el Altes Museum (1823-1830).

(7) Como uno de los primeros ejemplos del neogótico en Berlín, Schinkel construye la Iglesia de Friedrichswerder entre 1824-1830 toda en ladrillo rojo aparente, justo en frente del edificio de la Academia de Arquitectura (Berliner Bauakademie), también de su autoría e igualmente realizado en ladrillo aparente.

(8) En la Isla de los Museos, había sido inaugurado en 1859 el Museo Nuevo (Neues Museum). En 1904 fue abierto el Kaiser-Friedrich-Museum, hoy llamado el Museo Bode (Bodemuseum). El quinto museo de la Isla, el Museo de Pérgamo (Pergamonmuseum), fue completado en 1930.

 

BibliografÍa

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ISSN 1988-8848