JUANJO PUIGCORBÉ

Actor

 

Entrevista de Juan Esteban Rodríguez Garrido y Salvador Mateo Arias Romero

 

Recibido el 15 de Enero de 2014
Aceptado el 2 de Febrero de 2014


Nacido en Barcelona en 1955. Estudió durante dos años Ciencias Físicas así como también tres años de Filosofía y Letras, en la Universidad Autónoma de Barcelona. Asimismo, estudió interpretación en el “Institut del Teatre” de Barcelona. Actor, guionista, director de teatro y ópera. Fue vicepresidente de la “Associació d’Actors i Directors de Catalunya” y vicepresidente fundacional de AISGE. Ha participado en más de 30 producciones teatrales, como actor o director, en 38 series de televisión. Ha rodado 75 películas y TV-movies, en España, Francia, Italia, Bulgaria, Suiza, Méjico, Argentina o Cuba. Por su acreditada trayectoria ha recibido multitud de premios y reconocimientos tanto nacionales como internacionales.

-Juanjo, tú empezaste a estudiar Física y Filosofía en la Universidad, ¿qué te llevó al mundo de la interpretación?
Yo hice, efectivamente, tres años de Física y Filosofía. Mientras tanto, estudié también otros tres años de teatro. Lo iba compaginando todo pero era imposible, no tenía tiempo para nada. La afición me había llegado en COU, cuando hice una asignatura que se llamaba “Expresión dramática”. Eso fue lo que me metió el gusanillo, que seguí cultivando en la Universidad. Cuatro años después, a los 21, ya vivía de ello.

-De no ser actor, ¿qué te hubiera gustado ser?
Me hubiera encantado ser pintor. A los 12 años dibujaba más o menos bien pero lo fui dejando, aunque siempre que viajaba metía en la maleta un cuaderno de dibujo y una caja de lápices de colores. Es una vocación frustrada. También barajé la arquitectura. De todas formas, a mí me gusta prácticamente todo. Incluso la Economía o el Derecho, que antes me espantaban, ahora me van generando cierto interés.

-¿En qué momento llegaste a la convicción de que podrías profesionalizarte en la interpretación?
Nunca pensé en ganarme la vida con ello, fue llegando de manera natural. Yo empecé de guionista, escribí guiones como La orgia o Salud y ganaba más dinero con ellos que con la interpretación.

-¿Has hecho prácticamente de todo en teatro, cine y televisión, ¿cuál dirías que ha sido el personaje más difícil de tu vida?
Los que resultan más cercanos a uno son los más difíciles habitualmente, pues no se pueden moldear bien, pero posiblemente el más complicado ha sido Juan Carlos I por todas las circunstancias del personaje.

-¿Podrías decir que tus herramientas de actor pertenecen a alguna escuela o método concreto?
No creo que pertenezcan a ninguna escuela. Me gusta fantasear sobre el personaje e informarme antes de representarlo.

-Habitualmente la gente te relaciona con la comedia pero a lo largo de tu trayectoria has interpretado personajes dramáticos de gran calado como Miguel Servet o Felipe II, ¿dónde te encuentras más a gusto? ¿Dónde te reconoces más?
En los papeles buenos. Creo que la comedia es un género más difícil. Muchos directores serios han intentado hacer comedia y han fracasado, no me parece un género nada fácil. Me encuentro muy a gusto en papeles clásicos, sobre todo en los clásicos revisados por los románticos.

-¿Qué te produce más respeto en la interpretación?
La entrega. En los actores todo es entrega.

-¿Qué es para ti el éxito? ¿Piensas que el éxito sin talento es posible?
A mí me llegó muy joven pero nunca le di importancia. Para mí el éxito es hacer lo que quieres hacer y yo lo pude sentir durante mucho tiempo. Después ha sido más difícil.

-¿La popularidad te afecta en tu vida personal?
Desde luego, pero la gente siempre ha sido muy amable conmigo. En general, jamás he tenido problemas, ni siquiera con la crítica o con la prensa. Creo que la popularidad tiene más ventajas que inconvenientes, como que te dejen pasar a los restaurantes. Incluso diría que últimamente la gente es más amable aún.

-¿Cómo fue trabajar con Luis García Berlanga en La vaquilla?
Fue estupendo. Creo que fue una de esas producciones como no volverá a haber. Pasamos tres meses con toda la plana mayor del cine español de la época (Marsillach, Alfredo Landa, Pepe Sacristán, Agustín González, etc…) y nos juntábamos a diario para cenar. Una gran experiencia. Berlanga era muy puntilloso, repetía mucho las escenas, pero siempre me mostró mucho cariño.

-¿Qué tal te sentiste interpretando a don Juan Carlos?
Fue muy complicado y comprometido. A mucha gente parece que les gustó, por lo menos al principio, pero luego se levantó una polvareda exagerada y está claro que detrás de eso hay algo. De todas formas, yo quedé satisfecho con el trabajo.

-¿Te hubiera gustado trabajar con alguien en concreto a nivel internacional?
No especialmente. He tenido la oportunidad de trabajar en varios países pero no daría un nombre en concreto. Soy muy poco mitómano.

-¿Te has arrepentido de rechazar algún guión?
No, yo he rechazado muchas cosas pero no me arrepiento de haberlo hecho. En todo caso me arrepiento de haber abandonado mi carrera de teatro, donde me lo pasaba muy bien. Quizá he esperado demasiado a que llegará la oferta que yo hubiera querido para volver a las tablas.

-Juanjo, ¿todos los hombres somos iguales?
No, claro que no. Ni “el amor perjudica seriamente la salud”, en todo caso, es la pasión lo que perjudica la salud.

-En una ocasión llegaste a pensar en dejar la profesión, ¿qué pasó?
Llegué a creer que ésto no tenía arreglo. He pensado en dejar la profesión dos veces. La primera vez lo anuncié durante el discurso que pronuncié en un homenaje que me dio la UNED pero, tras él, fueron tantas las muestras de cariño que recibí que me lo replanteé. La segunda vez, consciente del veto que desde hace años hay sobre mí, lo pensé aún más seriamente pero, entonces, me llamó José Luis Moreno para ofrecerme trabajar en la serie “A tortas con la vida”. Él me confesó que habían intentado convencerle para que no me llamara, pero no se dejó influir. Eso me animó a seguir, el hecho de que hubiera gente que superara ese veto para trabajar conmigo. En la época con más ganas de hacer cosas es cuando menos he trabajado.

-¿Crees que el intervencionismo político en la cultura está matando la independencia de los actores?
No se puede desligar la política de lo demás. Hay una inquina muy grande hacia la profesión de actor, que proviene especialmente de la época del “No a la guerra”. Incluso ahora tenemos un ministro que opina que el cine español es malo, algo increíble. Si el ministro de Agricultura dijera que los melones españoles son malos, estaría cesado esa misma tarde. Volviendo a la pregunta, desde luego que afecta a esa independencia, pues hay mucha gente que no dice todo lo que le gustaría por miedo a las represalias. Yo, por ejemplo, apenas he tenido voz para decir lo que pienso, salvo, últimamente, en la revista JotDown y en el programa de César Vidal (que se portó como un auténtico caballero). Ahora he descubierto Twitter y es una auténtica revolución pues ahí puedo hacer escuchar mi opinión de primera mano.

-Tras mucho tiempo apartado del teatro, volviste a subirte al escenario con la obra “El crítico”, ¿qué te ofreció este proyecto para convencerte de volver?
Es el teatro que quería hacer, poco comercial. Una obra como para representarla en “El matadero” (sala de teatro independiente de Madrid). Es justo lo que me apetecía.

-¿Qué proyectos más inmediatos tienes?
Tengo que hacer “El crítico” en Barcelona. Luego quizá trabaje en el Teatro Nacional de Cataluña.

-Juanjo, por último, ¿nos podrías contar alguna anécdota divertida que te haya ocurrido en tantos años de profesión?
Hay muchísimas. Por ejemplo, una increíble tiene que ver con el 23-F. Mientras ocurría el asalto de Tejero al Congreso, yo estaba en el teatro ensayando exactamente un golpe de estado, cuando entró un compañero para comunicarnos lo que estaba sucediendo. Nadie le creyó, no podía ser posible tal coincidencia. Todos pensamos que era una broma. Lamentablemente, era cierto. Otra muy llamativa me sucedió tras interpretar a don Juan, el padre del rey, cuando su propio nieto, uno de los hijos de Beltrán Gómez-Acebo, me comentó que era igual que su abuelo.

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ISSN 1988-8848